En este episodio vamos a analizar un reportaje que ganó un premio Pulitzer en el año 2021, y es una investigación acerca del uso negligente de perros policía en Estados Unidos. Se trata de un trabajo periodístico que está cargado de denuncia y que tiene detrás un trabajo de documentación impresionante.
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TRANSCRIPCIÓN DEL EPISODIO:
Bienvenidos al episodio 2 del podcast «Lecturas de Periodismo». Yo soy Álvaro Louviert. En este episodio vamos a analizar un reportaje que ganó el premio Pulitzer en el año 2021. Se trata de una investigación acerca del uso de perros policía en Estados Unidos, titulado «Cuando los perros policías son armas», escrito por Marshall Project.
Ya con el título del reportaje nos podemos hacer una idea del enfoque que tiene esta investigación. Se trata de un trabajo periodístico cargado de denuncia y respaldado por una documentación impresionante. Esta obra periodística representa perfectamente la idea que busco con este podcast: reivindicar y dar a conocer la importancia del periodismo. En este caso, es un reportaje que trae a la luz una realidad que existía pero que era desconocida, como es el uso negligente de perros policía en los Estados Unidos.
Por cierto, esta obra solo está disponible en inglés y está publicada exclusivamente en la página web de sus autores, Marshall Project. El título original de este reportaje es «Mauled: When Police Dogs are Weapons». Bueno, comencemos hablando sobre los autores de este reportaje, que ganaron, como digo, el premio Pulitzer, concretamente al mejor reportaje nacional en el 2021. Marshall Project es una organización periodística americana sin ánimo de lucro que trata temas de justicia penal y criminal en Estados Unidos.
En esta investigación, los autores entrevistaron a los agentes que usan perros policía, a las víctimas de los ataques de estos y a sus abogados. Además, también entrevistaron a profesores especializados en violencia policial y adiestradores de perros policía, entre otros. Los autores asimismo han leído una cantidad inmensa de documentos, como las demandas que hacen las víctimas, los registros judiciales, policiales, estudios médicos, y además, han visto muchísimos vídeos de ataques de perros policía.
Este es un reportaje que utiliza muchos datos, porcentajes y, como es lógico, se basa en muchos casos reales de víctimas. En definitiva, es un trabajo que se sustenta mucho en datos y en cifras. Y la labor de documentación es encomiable, porque, como aprendemos con este reportaje, pocos departamentos de policía mantienen datos estandarizados de cuándo se despliegan agentes caninos, y además, tampoco hay a nivel nacional un registro de ello.
Y además, muchos departamentos, por ejemplo, los de Alabama precisamente, no proveen información cuando se les ha pedido, y además, cuando la dan, esta está incompleta o es inconsistente. Así que, bueno, la documentación que han llevado a cabo para este reportaje tiene bastante mérito.
En el año 2020 fue cuando se llevó a cabo esta investigación, que duró todo un año. Y recordemos que esto es muy importante: que el 2020 fue el año de la pandemia, pero también fue el año de la muerte de George Floyd. Recordaréis ese caso en el que un policía blanco acabó con la vida de un hombre negro durante su detención.
Este fue un caso que reavivó todos esos temas raciales de derechos civiles de la población negra en Estados Unidos. Y además, pues promovió todo el movimiento del Black Lives Matter y la polémica de la violencia policial sobre la población negra americana. Se relaciona con muchas cosas que se abordan en este reportaje. O sea que, coincide tanto en tiempo, por tener lugar en el 2020, como en el tema que tratan.
Entonces, una vez que conocemos a sus autores y cómo han investigado este asunto, ¿de qué trata este reportaje de perros policía, qué nos cuenta y qué información trae a la luz? Pues bien, esta es una investigación que desvela una realidad impactante, cuanto menos. Y es que el uso negligente e indebido de perros policía en Estados Unidos muerden y mandan emergencias a miles de americanos cada año.
Y la gran mayoría de víctimas, como luego veremos los datos, eran bien sospechosas de delitos menores, que ni siquiera iban armadas y no mostraban una actitud violenta o amenazante hacia la policía. Pero también hay casos en los que los perros policía atacan a personas inocentes que no tienen nada que ver con el delito en cuestión, porque también atacan a viandantes, a personas que simplemente van caminando por la calle, e incluso a los propios policías.
Y además, para complicar aún más las cosas, este asunto de los perros policía está muy vinculado con los propios problemas de racismo que ha habido en la historia de Estados Unidos. Porque, como ya no plantea este reportaje, desde la época de la esclavitud, pasando por las protestas raciales de los años 60, hasta las protestas del Black Lives Matter en el 2020, el uso de perros policía sobre la población negra americana es algo que tiene un vínculo y resulta un asunto bastante, bastante espinoso.
Como veis, este reportaje trata un tema muy delicado y sensible.
Así que vamos a ver todos estos temas que nos plantea este reportaje. Este reportaje consta de 13 capítulos, el primero de ellos constituye el artículo principal de todo el reportaje, es el que engloba a toda la investigación en sí. En él, nos dicen las conclusiones a las que han llegado. Para tratar todos los temas que pone encima de la mesa este reportaje, creo que la mejor manera es partir de dichas conclusiones para ver cómo han llegado a ellas y qué han descubierto.
Empecemos con la primera conclusión, que dice que aunque los datos obtenidos en esta investigación muestran que ha habido mordeduras de perro policía en casi todos los estados, algunas ciudades usan a los perros policía con mucha más frecuencia que otras. En cuanto a esto, podemos ver el caso que tratan en el capítulo 3 sobre la ciudad de Indianápolis. Mientras que otras ciudades, como San Francisco, por ejemplo, han visto una sola mordedura de perro policía en un periodo de 3 años del 2017 al 2019, en Indianápolis la cifra sube hasta 243 mordeduras de perro policía en ese mismo periodo. De hecho, Indianápolis tiene el índice más alto de mordeduras de perro policía de las 20 ciudades más grandes de Estados Unidos. Los autores además elaboran un gráfico porque, como dije anteriormente, esta investigación se basa mucho en datos y en cifras. Los autores elaboran un gráfico y podemos ver los bocados de perro policía por cada 100.000 habitantes de esas 20 ciudades más grandes de Estados Unidos. Indianápolis está en el primer puesto con 28 bocados por cada 100.000 habitantes.
Una vez vista estas cifras, cabe preguntarse por qué esta ciudad tiene un índice tan alto de mordeduras de perros policía. Los autores dicen que se debe principalmente a dos factores. Uno es por las políticas débiles del departamento de Indianápolis, que permiten a los agentes usar a perros policía contra sospechosos de delitos menores. Y el segundo es una cultura de la vieja escuela que anima a los agentes a hacer eso, a usarlos. Cambiando de estado, en Alabama, la ciudad de Mobile, concretamente, los perros del departamento de esa ciudad mordieron a sospechosos en 32 de las 63 detenciones en los últimos cinco años. Per cápita, es una media muy grande de acuerdo a los datos que obtuvieron en esta investigación. Sin embargo, ese departamento es de la ciudad de Mobile, dicen que usan a los perros como último recurso por las heridas tan grandes que pueden llegar a causar.
Esa fue la primera conclusión a la que llegaron. La segunda es que las mordeduras de perro policía se podrían asimilar más a un ataque de tiburón que a bocaditos de una mascota, eso en palabras de los propios autores. Y es verdad que en todos los capítulos podemos conocer las secuelas de las mordeduras de perros policía y varias de ellas, varias narraciones de esos casos, están acompañadas de fotografías y vídeos, tanto del momento del ataque como de los días posteriores. Pero también abordan, y esto es muy interesante, las secuelas mentales, el trauma que supone un ataque de un perro, que se trata de un pastor alemán o un pastor belga principalmente, que son perros bastante contundentes.
Sobre el uso de imágenes explícitas y de cómo narran esas heridas y ataques, lo comentaré al final del episodio cuando hable de la manera de narrar de estos autores. Otra conclusión es que muchas personas mordidas estaban desarmadas, acusadas de crímenes no violentos, o ni siquiera eran sospechosas. Y esto es algo bastante recurrente a lo largo de todo el reportaje, porque es también lo que buscan denunciar estos periodistas. Y ya en el primer capítulo nos mencionan varios casos, como por ejemplo, el de un tal Patrick Gibvos que robó un carrito de golf bajo los efectos del alcohol y una vez que ya estaba rodeado de policía, estos decidieron soltar a un perro que estuvo mordiéndole tanto la espalda como el costado durante casi dos minutos.
Y bueno, también conocemos a otro caso de una mujer que robó dos productos cosméticos de una droguería, o manifestantes del Black Lives Matter que tiraron un bote de gas lacrimógeno en dirección a la policía que la había lanzado previamente hacia los manifestantes. Y bueno, una vez que ya estaba detenida contra el suelo, pues soltaron un perro policía que la atacó en la espalda, una pierna y una mano. Y este caso del manifestante del Black Lives Matter causó un gran revuelo en toda la ciudad, que fue en Salt Lake City, y la ciudad decidió no usar más perros policía en futuras manifestaciones.
Y también en el capítulo 3 de Indianápolis, que vimos anteriormente, también se citan casos similares en los que no era necesario realmente, por sentido común, el uso de perros policía para detener a alguien. Por ejemplo, el caso de una persona que robó 5 dólares de propina en un restaurante. Y también en Indianápolis, el 60% de los atacados por perros policía eran sospechosos de delitos menores. Y al menos el 65% de esos mordidos estaban desarmados y no se mostraron violentos.
La verdad es que el caso de Indianápolis es bastante fuerte y polémico porque el propio departamento de policía considera que el mero hecho de huir de la policía en un vehículo ya justifica el uso de un agente canino para detener a esa persona. Pero bueno, es algo bastante relativo porque el supervisor de la unidad canina del departamento de Indianápolis se aferra a una decisión de la Corte Suprema que dice que cualquier persona que huya de la policía en un vehículo se considera como un sospechoso violento, como un delincuente violento. Pero claro, como digo, eso es algo bastante relativo porque lo que han encontrado estos periodistas son casos en los que realmente, aunque se huya de la policía, no justifica el uso de una fuerza como lo puede ser un perro policía. Por ejemplo, el caso de un hombre que estaba conduciendo una moto de baja cilindrada sin un faro en la ciudad de Indianápolis. ¿Qué ocurrió? Que los policías persiguieron a este hombre que va conduciendo esa motillo, y bueno, fue una persecución a 50 por hora, tampoco es que fuera una persecución vertiginosa. ¿Qué ocurrió? Que este hombre, al parecer, se estrelló y dejó la moto a un lado y salió corriendo y siguió la huida a pie, y los agentes soltaron a un perro policía que le mordió la parte de la cintura. Otro caso, por ejemplo, es de una mujer de 47 años que se saltó una señal de stop de tráfico en el 2019 y soltaron un perro policía igualmente, y le mordió en el brazo izquierdo. Según los periodistas, la lista sigue. De hecho, Indy Stark, es uno de los colaboradores de esta investigación, encontró numerosos ejemplos que van desde conducir sin licencia, o de saltarse una señal de tráfico, o de saltarse un semáforo en rojo, y en cada caso, que es lo importante, la persona nunca fue acusada de llevar un arma, de actuar violentamente, o de amenazar a nadie, que es algo que, como digo, se cumple en el 65% de esas mordeduras, concretamente, de 2017 a 2019.
La cuarta conclusión es que algunos perros no paran de morder y deben ser separados por el agente que los lleva, empeorando así las heridas. No olvidemos que son perros entrenados para morder y el reportaje hace mucho hincapié en eso, que son armas. Fíjense, hasta en el título del reportaje, que no es «Cuando los perros policía son adorables», no, es «Cuando los perros policía son armas». Y además, siempre existe el riesgo de que pierdan el control y muchas veces no responden a los comandos de los agentes que los llevan. Tampoco es un entrenamiento estandarizado a nivel nacional y los departamentos pueden tener sus propios métodos. Como por ejemplo, el de Indianápolis que hemos mencionado ya varias veces. Y a fin de cuentas, están entrenados para morder y para cazar, como dice un policía en cierta ocasión, y de despertar un instinto de caza y de que huelen el miedo. Eso se llega a decir en este reportaje por parte de agentes de la ley. Y eso, pese a que estos perros se muestren muchas veces en redes sociales como adorables. Y de hecho, hay todo un capítulo que trata un caso de un perro policía que era toda una celebridad en internet. Sin embargo, en la realidad, era bastante problemático, mordía inocente e incluso a los propios policías. Y también conocemos casos surrealistas, como por ejemplo, el de un agente de policía del estado de Alabama que tenía ya antecedentes de violencia policial y un poco también sospechosos de aplicar fuerza en casos que no eran necesarios. Y a ese policía, precisamente, el perro al que estaba a cargo era bastante problemático ya de por sí. Entonces, evidentemente, hubo casos en los que no era necesario el uso de un agente canino para detener a alguien y acabaron en mordeduras de personas que eran inocentes o de delitos menores o que no se mostraron violentas.
Bien, y ahora llegamos a la quinta conclusión, que es la más sensible y la más delicada de toda esta investigación. Y es que, en los hombres o los objetivos más comunes de las mordeduras de perro policía, y los estudios y datos de esta investigación sugieren que, en algunos lugares, las víctimas son desproporcionadamente negras. Y aquí ya entramos en un tema bastante peliagudo. Y es que desde la época de la esclavitud, y pasando por las protestas de los años 60 de la población negra por los derechos civiles, el uso de perros policías sobre la población afroamericana siempre ha estado, digamos, vinculado.
En ese sentido, por ejemplo en las protestas raciales de los años 60 en Alabama y concretamente en la ciudad de Birmingham, ya hubo polémica y conmoción debido al uso de perros policía contra los manifestantes negros por los derechos civiles. Claro, este uso contra la población negra, esa asociación que existe, va pasando de generación en generación, desde los años 60 hasta nuestros días. De modo que, en cierta manera, la población negra americana ve desde otra perspectiva no solamente a los perros en sí, sino el uso de ellos por parte de las autoridades. Esto se aborda en esta investigación.
En cuanto a estadísticas y cifras, volvemos una vez más a la ciudad de Indianápolis. Ahí vemos que más de la mitad de los que fueron mordidos eran negros, lo cual es un número desproporcionado, ya que solo representan el 28% de la población en esa ciudad. Además, el 15% de esos mordidos eran menores, y tres cuartos de ellos eran negros. Esto reaviva y acentúa aún más la polémica del uso de la violencia policial, en este caso mediante el uso de agentes caninos, sobre la población negra americana.
La última conclusión es que las víctimas de mordeduras de perro policía obtienen poca compensación a los daños que les han causado. De hecho, conocemos el caso de una mujer en el capítulo 6 que era completamente inocente y que, accidentalmente, un perro policía le mordió y le causó heridas tanto físicas como mentales en forma de trauma. Esta mujer, después de estar mucho tiempo luchando y denunciando, al final simplemente logró una compensación justa para pagar los gastos médicos y poco más. Incluso siendo inocente, es muy difícil en este caso conseguir compensación después de algo tan traumático como es el ataque de un perro policía.
Ahora veamos la manera de narrar y de plasmar la información que utilizan los autores. Este es un reportaje escrito y aunque incluye elementos gráficos, hay que ver también cómo narran toda la información que han obtenido. Los datos y la información son tan importantes como la manera de comunicarlo. En cuanto a esto, los periodistas de The Marshall Project saben estructurar perfectamente todas las declaraciones, todas las narraciones de casos reales y los detalles explícitos de las heridas. En relación a lo explícito, voy a dar mi opinión personal en este caso. Yo creo que es necesario, porque se trata de una denuncia de algo tan grave que es necesario que los lectores vean las pruebas y el alcance de lo que se está denunciando.
Para finalizar este análisis, me gustaría mencionar algunos aspectos destacables que me han resultado muy interesantes. El primero es el capítulo 8, donde hay un buscador en el que seleccionas un estado de Estados Unidos y puedes ver todos los casos de ataques de perro policía en dicho estado. Otro aspecto destacable es el capítulo 9, donde los propios periodistas dan consejos sobre cómo podemos nosotros mismos investigar también casos de violencia policial con agentes caninos. Para terminar, también tengo que destacar el último capítulo, que es un documental que repasa el uso de perros desde la época de la esclavitud hasta nuestros días en Estados Unidos.
Hasta aquí este episodio, que espero que os haya resultado interesante. Como siempre, os recuerdo que en la descripción hay un enlace a mi blog, «La libreta del periodista», donde podréis ver contenido adicional a este episodio. Así que sin más, muchas gracias por estar ahí y nos vemos en el siguiente episodio. ¡Hasta la próxima!
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