La Libreta del Periodista https://www.libretaperiodista.es Tue, 28 May 2024 15:19:42 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.4.5 https://www.libretaperiodista.es/wp-content/uploads/2020/10/cropped-Logo_blog-32x32.png La Libreta del Periodista https://www.libretaperiodista.es 32 32 4. Los cínicos no sirven para este oficio https://www.libretaperiodista.es/lecturas-de-periodismo/2024/05/4-los-cinicos-no-sirven-para-este-oficio/ https://www.libretaperiodista.es/lecturas-de-periodismo/2024/05/4-los-cinicos-no-sirven-para-este-oficio/#respond Mon, 27 May 2024 10:59:24 +0000 https://www.libretaperiodista.es/?p=1223 En esta entrega vamos a reflexionar acerca de la propia profesión periodística. Para ello nos basaremos en una conferencia en la que uno de los periodistas más influyentes del siglo XX aportó su experiencia y opinión. Abordaremos asuntos tan interesantes como: ¿Qué implica vivir esta profesión?, o ¿cualquier persona puede ser periodista?

 

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Citas de este libro que me han resultado interesantes: [Edición: Anagrama (2006). Colección: Compactos]

 

-Apuntes del capítulo: Introducción

(La introducción es sobre la carrera del autor)

1. Autor de memorables obras de historia contemporánea, a caballo entre el reportaje periodístico y la gran literatura. 3

2. Kapuscinski, que habla perfectamente la lengua rusa, consigue <<desaparecer entre la gente>>, ser tomado en todas partes como alguien del lugar.
Es importante, para comprender la naturaleza de sus libros y el secreto de su profunda, inteligente y humanísima capacidad de penetrar en los nudos de la más compleja actualidad política, recordar que es ésta precisamente la clave de su método de trabajo y de su condición de escritor. La regla número uno parece ser la de saber mimetizarse, de renunciar a los discutibles y narcisistas beneficios de la hipervisibilidad a favor de las bastantes más útiles ventajas del anonimato. 4

3. Si los signos de reconocimiento social -ropa, conducta- son demasiado identificables, es posible acabar siendo excluido del contacto con la gente corriente y con las informaciones de primera mano, para acabar convertido en asistente obsesivo y cada vez más desorientado a conferencias de prensa cuya función es la de hacer de caja de resonancia a los regímenes. 5

4. La de Kapuscinski, por tanto, es una historia construida desde abajo. Una historia atenta a las pequeñas cosas, a los detalles, a los humores. Nunca burocrática, unilateral, embalsamada, nunca de tesis. Fruto, al mismo tiempo, de la observación y de la intuición. 5

5. En el caso de El Imperio, <<el desafío no era sólo entender qué estaba pasando en aquel archipiélago desconocido que era la Unión de las Repúblicas Socialistas en decadencia, sino cómo contarlo, qué debía incluir en el libro y qué debía desechar. 6

6. La suya es una historia de individuos, de existencias analizadas en su materialidad, totalmente antiideológica. Nunca es tendenciosa, y, sin embargo, nunca es indiferente. A contracorriente por completo. 7

7. Caídas las grandes ideologías unificadoras y, a su manera, totalitarias, y en crisis todos los sistemas de valores y de referencia apropiados para aplicar universalmente, nos queda, en efecto, la diversidad, la convivencia de opuestos, la contigüidad de lo incompatible. Puede derivarse de todo ello una conflictividad abierta y sanguinaria, arcaica, el enfrentamiento difuso, el renacimiento de los localismos y de los más feroces tribalismos, pero también podría surgir un lento aprendizaje de la aceptación de lo distinto a uno mismo, de la renuncia a un centro, a una representación única. Como el arte posmoderno nos enseña, quizá podríamos darnos cuenta de que hay espacio para todos y que nadie tiene más derecho de ciudadanía que los demás. 8

8. Blanco en un continente de negros, había conseguido mezclarse incluso allí entre la gente corriente, sin refugiarse en los ricos y blindados barrios de los europeos, había llegado a ser uno entre tantos. A esto le ayudó, obviamente, su condición de polaco, un <<europeo de serie B>> y, por otro lado, sin medios. Pero, sobre todo, la convicción de que para tener derecho a explicar se tiene que tener un conocimiento directo, físico, emotivo, olfativo, sin filtros ni escudos protectores, sobre aquello de lo que se habla. 9

9. El autor tiene las ideas claras y un enorme sentido del humor y sabe que todo, absolutamente todo, es relativo. <<Yo quiero vivir en una ciudad africana>>, dice poco después, <<en una casa africana. ¿Cómo, si no, podría conocer esta ciudad, este continente? 9

10. Porque es a través de los detalles como se puede mostrar el mundo entero ya que <<dentro de una gota hay un universo entero>>. 11

11. <<El tema de mi vida son los pobres. Es esto lo que yo entiendo por Tercer Mundo. El Tercer Mundo no es un término geográfico (Asia, África, América Latina) y ni siquiera racial (los denominados continentes de color), sino un concepto existencial. Indica precisamente la vida de pobreza, caracterizada por el estancamiento, por el inmovilismo estructural, por la tendencia al subdesarrollo, por la continua amenaza de la ruina total, por una difusa carencia de soluciones>>. 11

12. Veamos cuáles son, en efecto, según Kapuscinski, los deberes del corresponsal de una agencia de prensa y las dotes necesarias para llevarlos a buen término: <<Debe ser testigo de todos los acontecimientos de relevancia que se producen en un territorio de treinta millones de kilómetros cuadrados (la superficie de África), debe saber lo que está ocurriendo al mismo tiempo en los cincuenta países del continente, lo que ha ocurrido allí antes y lo que puede suceder en el futuro, conocer por lo menos la mitad de las dos mil tribus que conforman la población africana, dominar cientos de detalles técnicos […]. También debe ser un hombre de gran resistencia física y psíquica, pues, por más que piense, ¿de qué nos sirve nuestro corresponsal si se abandona a la depresión y cae en un estado de postración que lo inmoviliza y le impide describir una sola palabra en los momentos en que se suceden acontecimientos de máximo interés e importancia? […] Tampoco puede ser corresponsal el que tiene miedo de la mosca tse-tse y de la cobra negra, del elefante, de los caníbales, de beber agua de ríos y arroyos, de comer tartas hechas de hormigas asadas; el que se estremece con sólo pensar en amebas y en las enfermedades venéreas, en que le robarán y lo apalearán; el que ahorra cada dólar para construirse una casa cuando vuelva a su país; el que no sabe dormir en una choza de barro africana, y el que desprecia a la gente sobre la cual escribe>>. 13

 

 

-Apuntes del capítulo analizado: `Ismael sigue navegando´

 

13. “Es erróneo escribir sobre alguien con quien no se ha compartido al menos un poco de su vida” 17%

14. “La gente lo mira y llora. Y yo, entre ellos, también lloro

15. En vista de las circunstancias, hay quienes deciden llevar una existencia paradójica, a saber: al llegar a África desaparecen en hoteles que les brinda todas las comodidades, y nunca abandonan los lujosos barrios de los blancos; en una palabra, estando topográficamente en África, siguen viviendo en Europa, sólo que se trata de una Europa en miniatura, de un sucedáneo reducido a la mínima expresión. Es un estilo de vida que, sin embargo, resulta indigno de un auténtico viajero e inconcebible para un reportero, que tiene que vivirlo todo en su propia carne 18 y 19

 

-(Sobre las nuevas generaciones de periodistas)

16. Nuestra profesión necesita nuevas fuerzas, nuevos puntos de vista, nuevas imaginaciones, porque en los últimos tiempos ha cambiado de una forma espectacular. 19

17. El periodismo está atravesando una gran revolución electrónica. Las nuevas tecnologías facilitan enormemente nuestro trabajo, pero no ocupan su lugar. 19

 

-(Los 3 elementos que Kapuscinski considera en el periodismo)

18. En nuestro oficio hay algunos elementos específicos muy importantes. El primer elemento es una cierta disposición a aceptar el sacrificio de una parte de nosotros mismos. Es ésta una profesión muy exigente. Todas lo son, pero la nuestra de manera particular. El motivo es que nosotros convivimos con ella veinticuatro horas al día. No podemos cerrar nuestra oficina a las cuatro de la tarde y ocuparnos de otras actividades. Este es un trabajo que ocupa toda nuestra vida, no hay otro modo de ejercitarlo. O, al menos, de hacerlo de un modo perfecto. Hay que decir, naturalmente, que puede desempeñarse de forma plena en dos niveles muy distintos. A nivel artesanal. Pero luego hay un nivel más elevado. 20

19. El segundo elemento de nuestra profesión es la constante profundización en nuestros conocimientos. 20

20. Nuestro trabajo consiste en investigar y describir el mundo contemporáneo, que está en un cambio continuo, profundo, dinámico y revolucionario. Día tras día, tenemos que estar pendientes de todo esto y en condiciones de prever el futuro. Por eso es necesario estudiar y aprender constantemente. 21

21. Hay una tercera cualidad importante para nuestra profesión, y es la de no considerarla como un medio para hacerse rico. 21

 

-(Los dos tipos de periodista)

22. En general, los periodistas se dividen en dos grandes categorías. La categoría de los siervos de la gleba y la categoría de los directores. 22

 

-(La información como negocio, los grupos de comunicación)

23. Yo nunca he sido director, pero sé que hoy no es necesario ser periodista para estar al frente de los medios de comunicación. En efecto, la mayoría de los directores y de los presidentes de las grandes cabeceras y de los grandes grupos de comunicación no son, en modo alguno, periodistas. Son grandes ejecutivos. 22

24. La situación empezó a cambiar en el momento en que el mundo comprendió, no hace mucho tiempo, que la información es un gran negocio. 22

25. Antaño, a principios de siglo, la información tenía dos caras. Centrarse en la búsqueda de la verdad. El segundo modo de concebir la información era tratarla como un instrumento de lucha política. 23

26. En la segunda mitad del siglo XX, especialmente en estos últimos años, […] el mundo de los negocios descubre de repente que la verdad no es importante, y que ni siquiera la lucha política es importante: que lo que cuenta, en la información, es el espectáculo. Y, una vez que hemos creado la información-espectáculo, podemos vender esta información en cualquier parte. Cuanto más espectacular es la información, más dinero podemos ganar con ella. 23

27. De esta manera, la información se ha separado de la cultura: ha comenzado a fluctuar en el aire; quien tenga dinero puede cogerla, difundirla y ganar más dinero todavía. 23 y 24

28. Al frente de los más grandes grupos televisivos encontramos a gente que no tiene nada que ver con el periodismo, que sólo son grandes hombres de negocios. 24

29. Hay otro problema, además. (Hace décadas un periodista podía ir a su jefe a preguntarle cosas sobre cómo hacer mejor periodismo, porque el jefe tenía experiencia en ello. Ahora, como los directores de los medios no tienen experiencia ni les importa el periodismo, pues el periodista tampoco puede pedirle ayuda.)

30. (Sobre los directores de medios sin formación ni preocupación periodística.) Su misión y su regla no son mejorar nuestra profesión, sino únicamente ganar más. 24

 

-(Para ejercer el periodismo, hay que ser buena persona)

31. Para los periodistas que trabajamos con las personas, que intentamos comprender sus historias, que tenemos que explorar y que investigar, la experiencia personal es, naturalmente, fundamental. La fuente principal de nuestro conocimiento periodístico son <<los otros>>. Los otros son los que nos dirigen, nos dan sus opiniones, interpretan para nosotros el mundo que intentamos comprender y describir. 25

32. No hay periodismo posible al margen de la relación con los otros seres humanos. 25

33. Creo que para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser un buen hombre, o una buena mujer: buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias.

34. En este sentido, el único modo correcto de hacer nuestro trabajo es desaparecer, olvidarnos de nuestra existencia. Existimos solamente como individuos que existen para los demás, que comparten con ellos sus problemas e intentan resolverlos, o al menos describirlos.

35. El verdadero periodismo es intencional, a saber: aquel que se fija un objetivo y que intenta provocar algún tipo de cambio. No hay otro periodismo posible. Hablo, obviamente, del buen periodismo.

36. Y esto es así por una razón muy simple: porque la gente con la que tenéis que trabajar -y nuestro trabajo es con la gente- descubrirá inmediatamente vuestras intenciones y vuestra actitud hacia ella. Si percibe que sois arrogantes, que no estáis interesados realmente en sus problemas, si descubren que habéis ido hasta allí sólo para hacer unas fotografías o recoger un poco de material, las personas reaccionarán inmediatamente de forma negativa. 26

37. Todo reportaje -aunque esté firmado solo por quien lo ha escrito- en realidad es el fruto del trabajo de muchos. El periodista es el redactor final, pero el material ha sido proporcionado por muchísimos individuos. Todo buen reportaje es un trabajo colectivo, y sin un espíritu de colectividad, de cooperación, de buena voluntad, de comprensión recíproca, escribir es imposible. 27

38. El problema del escritor que lleva muchos años escribiendo es que el mundo y nosotros mismos cambiamos continuamente. 27

39. Nuestra profesión necesita continuos reajustes, modificaciones, mejoras. Claro está, debemos atenernos a ciertas reglas generales. 27

40. Por tanto, hace más de cuarenta años que viajo a los países del Tercer Mundo. He vivido en ellos permanentemente durante más de veinte años, porque intentar conocer otras civilizaciones y culturas con una visita de tres días o de una semana no sirve para nada. 28

 

-(La pobreza, el tema al que se dedicó Kapuscinski)

41. Cuando empecé a escribir sobre estos países, donde la mayoría de la población vive en la pobreza, me di cuenta de que aquel era el tema al que quería dedicarme. Escribía por otro lado por razones éticas: sobre todo porque los pobres suelen ser silenciosos. La pobreza no llora, la pobreza no tiene voz. La pobreza sufre, pero sufre en silencio. La pobreza no se rebela. 28

42. En las situaciones de pobreza perenne, la característica principal es la falta de esperanza. Si eres un pobre agricultor en un pueblo perdido de la India, para ti no hay esperanza. La gente lo sabe perfectamente. Lo sabe desde tiempos inmemoriales. 28

43. Esta gente no se rebelará nunca. Así que necesita que alguien hable por ellos. 28

44. Mi intención es sobre todo la de mostrar a todos nosotros, los europeos -que tenemos una mentalidad muy eurocéntrica-, que Europa, o, mejor dicho, una parte de la misma, no es lo único que existe en el mundo. Que Europa está rodeada por un inmenso y creciente número de culturas, sociedades, religiones y civilizaciones diferentes. Viver n un planeta que cada vez está más interconectado significa tener en cuenta esto, y adaptarnos a una situación global radicalmente nueva. 29

Nuestro imaginario ha sido educado para pensar en pequeñas unidades. 29

45. Pero no tenemos ni instrumentos ni experiencia para pensar a escala global, para comprender lo que significa, para darnos cuenta de cómo las otras partes del planeta influyen en nosotros o cómo influimos nosotros en ellas. 29

 

-(Las fuentes en el periodismo)

46. Las fuentes son variadas. En la práctica, hay de tres tipos. La principal son los otros, la gente. La segunda son los documentos, los libros, los artículos sobre el tema. La tercera fuente es el mundo que nos rodea en el que estamos inmersos. Colores, temperaturas, atmósferas, climas, todo eso que llamamos imponderabilia, que es difícil de definir, y que sin embargo es una parte esencial de la escritura. 30

47. Una de las cosas que resulta fundamental entender es que, en la mayor parte de los casos, la gente sobre la que vamos a escribir la conocemos durante un brevísimo periodo de su vida y de la nuestra. 31

48. Recapitulando: hay un primer problema psicológico, que consiste en tener que hablar con personas a las que nunca antes hemos visto e intentar obtener lo máximo posible en encuentros que suelen ser brevísimos. El segundo problema es el lingüístico: a menudo no logramos ni siquiera comunicarnos con el otro, porque no conocemos su lengua ni tenemos traductores a nuestra disposición. Y así, tal vez, construimos la historia basándonos sólo en una percepción visual. 33

 

-(El caso de Teherán)

49. (Sobre un caso que vio en Teherán) Pues bien, necesité un poco de tiempo, pero luego me di cuenta de que trabajando a partir de ciertos indicios, de ciertas microseñales en apariencia insignificantes, no resultaba difícil prever lo que se estaba preparando. 34

50. (Sobre un caso que vio en Teherán) Hay muchos casos como este, pero solo quería expresar que en nuestro oficio a menudo es necesario prestar mucha atención no tanto a las cosa que nos llegan a través de la radio, de la televisión o en las conferencias de prensa, como a lo que simplemente está a nuestro alrededor y que pertenece, precisamente, a los imponderabilia. 34

 

-(Cada uno ve la historia y el mundo de forma distinta)

51. Otro problema: cada uno de nosotros ve la historia y el mundo de forma distinta. 34

52. No es más que un ejemplo de lo difícil que es nuestro trabajo con los otros. No es porque quieran engañarnos, sino sólo porque nuestra memoria funciona como un mecanismo selectivo. Entrevistando a personas distintas tendremos relatos distintos de un mismo hecho. 35

 

-(La dificultad del periodismo)

53. La selección de lo que tenéis que escribir está completamente reservada a vuestra intuición, a vuestro talento y a vuestros principios éticos. Podemos mentir sin pretenderlo, sólo porque nuestra memoria es limitada o los recuerdos son erróneos, o bien a causa de nuestras emociones. 35

54. Todo esto es sólo para deciros lo difícil que es nuestra profesión en cuanto empezamos a ejercerla seriamente. 36

55. Desde el primer momento, descubrí lo fascinante que es esta profesión. 36

56. Puede parecer patético, pero fue entonces cuando se desarrolló en mí la pasión por describir nuestra pobre existencia humana. 36

57. Yo creo que en el siglo XX hemos vivido una experiencia histórica única: la creación de un planeta independiente. 37

58. Si eres un periodista-escritor, entonces puedes permitirte mostrar toda la riqueza de las opiniones, de las experiencias. Pero si hablamos de la vida cotidiana, a menudo el periodista tiene que hacer una selección dramática, ceñirse a una lacerante reducción que le permita comprimir la realidad -que siempre es rica y pluridimensional- en una descripción breve y muy simplificada. 40

59. Nuestra profesión es una lucha constante entre nuestro propio sueño, nuestra voluntad de ser completamente independientes y las situaciones reales en que nos encontramos, que nos obligan a ser, en cambio, dependientes de los intereses, puntos de vista, expectativas de nuestros editores. 40

60. Las cosas fluctúan, cambian en pocos años. En general, la conquista de cada pedacito de nuestra independencia exige una batalla. 41

 

-(El periodismo no puede ser ejercido correctamente por un cínico)

61. En cuanto a la segunda parte de su pregunta, nuestra profesión no puede ser ejercida correctamente por nadie que sea un cínico. Es necesario diferenciar: una cosa es ser escépticos, realistas, prudentes. Esto es absolutamente necesario, de otro modo, no se podría hacer periodismo. Algo muy distinto es ser cínicos, una actitud incompatible con la profesión de periodista. El cinismo es una actitud inhumana, que nos aleja automáticamente de nuestro oficio, al menos si uno lo concibe de una forma seria. Naturalmente, aquí estamos hablando sólo del gran periodismo, que es el único del que vale la pena ocuparse, y no de esa forma detestable de interpretarlo que con frecuencia encontramos. 38

 

-(La peligrosidad del periodismo)

62. En distintas partes del mundo se trata de una profesión muy peligrosa. Quien decide hacer este trabajo y está dispuesto a dejarse la piel en ello, con riesgo y sufrimiento, no puede ser un cínico. 38

63. Cada uno de nosotros, después de cierto número de años de trabajo y de viajes, tiene en su currículum al menos algún caso personal de persecución, de expulsión de algún país, de detención, de tensiones con la policía o las autoridades, que tal vez se niegan a conceder el visado, que utilizan centenares de recursos para ponernos las cosas difíciles. 41

[…] Estudiar la historia en el momento mismo de su desarrollo, lo que es el periodismo. 42

64. Todo periodista es un historiador. Lo que él hace es investigar, explorar, describir la historia en su desarrollo. Tener una sabiduría y una intuición de historiador es una cualidad fundamental para todo periodista. El buen y el mal periodismo se diferencian fácilmente: en el buen periodismo, además de la descripción de un acontecimiento, tenéis también la explicación de por qué ha sucedido; en el mal periodismo, en cambio, encontramos sólo la descripción, sin ninguna conexión o referencia al contexto histórico. Encontramos el relato del mero hecho, pero no conocemos ni las causas ni los precedentes. La historia responde simplemente a la pregunta: ¿por qué? 42

65. De un hecho concreto, nosotros conocemos muchas más cosas que él; es más, a menudo no sabe nada sobre el mismo. Debemos, por tanto, ser muy equilibrados. Tenemos que introducirlo a la comprensión del acontecimiento, diciéndole qué ha sucedido antes, contándole la historia del mismo. 43

 

-(Los temas de las “noticias del día” que deciden qué y cómo pensamos del mundo)

66. (Pregunta del público) ¿Cómo es posible que ciertos hechos nunca hayan formado parte de la agenda de la prensa internacional? 43

67. (Respuesta de Kapuscinski) Porque la prensa internacional está manipulada. Y las razones de dicha manipulación son diversas. 43

68. Los temas principales que dan vida a las <<noticias del día>> deciden qué pensamos del mundo y cómo lo pensamos. 44

69. El problema de las televisiones y, en general, de todos los medios de comunicación, es que son tan grandes, influyentes e importantes que han empezado a construir un mundo propio. Un mundo que tiene poco que ver con la realidad. Pero, por otro lado, estos medios no están interesados en reflejar la realidad del mundo, sino en competir entre ellos. 45

70. Porque el objetivo de todos los grandes grupos de comunicación no es el de ofrecer una imagen del mundo, sino el de no ser desbancados por otros grupos. Si luego, inmediatamente después, hay otro gran acontecimiento, todos se mueven en esa dirección, y todos se quedarían allí sin tener tiempo de cubrir otros lugares. Este es el modo en que el hombre medio se hace una idea de la situación mundial. 45

71. La noticia no existe si no se tiene preparada la respuesta sobre las causas. 45

72. Describir el mundo sólo era posible cuando la gente vivía en un planeta tan pequeño como el de los tiempos de Marco Polo. Hoy el mundo es inmenso e infinito, se ensancha día a día, y en verdad, antes pasará un camello por el ojo de una aguja que podamos nosotros conocer, sentir y comprender todo aquello que configura nuestra existencia, la existencia de varios miles de millones de personas. 46

 

 

 

 

 

 

 

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3. Diez días en un manicomio https://www.libretaperiodista.es/lecturas-de-periodismo/2024/02/episodio-3-diez-dias-en-un-manicomio/ https://www.libretaperiodista.es/lecturas-de-periodismo/2024/02/episodio-3-diez-dias-en-un-manicomio/#respond Tue, 20 Feb 2024 20:18:01 +0000 https://www.libretaperiodista.es/?p=1135 En esta ocasión analizaremos una obra pionera y clásica de la historia del periodismo. Fue escrita hace más de cien años y denuncia los malos tratos hacia las pacientes en un centro psiquiátrico. Constituye uno de los primeros casos de periodismo encubierto ya que su autora fingió ser una enferma mental para internarse en ese sanatorio y ver, como una paciente más, los horrores que allí se cometían.

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Citas de este libro que me han resultado interesantes (Edición: La vuelta al mundo en 72 días y otros escritos. Editorial: Capitán Swing).

 

Página 56. “Me alegra poder decir que, a resultas de mi visita al manicomio y las denuncias que le siguieron, la ciudad de Nueva York ha destinado un millón de dólares más al año que nunca antes al cuidado de los locos. Así, por lo menos, tengo la satisfacción de saber que los pobres desgraciados recibirán una mejor atención gracias a mi trabajo”.

 

Página 57.

-“Si conseguía entrar en el sanatorio, cosa que apenas esperaba lograr, no tenía ni idea de si mis vivencias contendrían algo más aparte de una simple crónica de la vida en un manicomio.”

-“Me estremecí al pensar que los locos estaban totalmente en manos de sus guardianes y que, por mucho que uno llorara y suplicara que lo soltaran, sería en vano si los guardianes así lo decidían. Acepté con entusiasmo la misión de conocer el funcionamiento interno del frenopático de Blackwell´s Island”.

-“Tenía dos opciones: podía fingir demencia en la casa de unos amigos y hacer que me internaran por decisión de dos médicos competentes o podía lograr mi objetivo por medio de un tribunal de primera instancia”.

 

Página 58.

-“Abandoné el pabellón psiquiátrico con placer y remordimiento: placer por poder disfrutar, de nuevo, el aliento libre de los cielos; remordimiento por no haber podido llevarme conmigo a algunas de las desgraciadas que vivieron y sufrieron conmigo y de quienes estoy convencida de que están tan cuerdas como yo lo estaba y estoy ahora”.

-“Se me dejó a mi organizar todos los preparativos de mi dura experiencia. Únicamente se decidió una cosa, a saber: que adoptaría el seudónimo de Nellie Brown”.

-“Pero he de decir aquí una cosa: desde el momento en el que entré en el pabellón psiquiátrico de la isla, no hice el más mínimo intento por mantener el papel de demente que había asumido. Hablaba y me comportaba igual que en mi vida diaria. Sin embargo, por extraño que parezca, cuanta más cordura había en mi forma de hablar y de comportarme, más loca me consideraban todos, menos un médico cuya bondad y amables maneras tardaré en olvidar”

 

Página 60. (Sobre su decisión de comenzar la investigación en el Hogar para Mujeres Trabajadoras) “Sabía que, si conseguía que una casa de mujeres me creyera loca, jamás descansarían hasta que me hallara lejos de ellas y a buen recaudo.”

 

Página 67. (Nellie Bly decidió permanecer despierta toda la noche para mantener el papel para el día siguiente. Los pensamientos que tuvo durante todo ese tiempo en vela). “Aquella fue la mejor noche de toda mi existencia. Durante unas cuantas horas, estuve frente a frente conmigo misma”

 

Página 69. (Empatía a quienes sufren enfermedades mentales y admiración hacia las personas bondadosas). “Cuánto ansiaba calmarla y susurrarle que no estaba loca, y cuánto deseé que, si alguna vez una pobre chica sufría la mala fortuna de ser lo que yo estaba fingiendo ser, se encontrara con alguien que tuviera el mismo ánimo de bondad humana que la señora Ruth Caine”

 

Página 73. (Durante su paso por el juzgado de primera instancia) “Por todas partes había salpicados agentes bien vestidos y bien alimentados que observaban la escena en actitud pasiva y casi de indiferencia. Para ellos, no era más que la historia de siempre. Otra desgraciada más para una larga lista que había dejado de interesarles o preocuparles hacía ya mucho tiempo”

 

Página 77. (examen médico en el juzgado):

“Luego llegó el examen médico; el médico parecía inteligente y yo no albergaba esperanzas de engañarlo, pero estaba decidida a continuar la farsa.

-Saque la lengua -ordenó con brusquedad
Solté una risita para mis adentros al pensarlo
-Saque la lengua cuando se lo digo -dijo
-No quiero -respondí, con bastante sinceridad
-Debe hacerlo. Usted está enferma y yo soy médico
-Yo no estoy enferma ni lo he estado nunca. Solo quiero mis baúles

Pero saqué la lengua, que el médico examinó con mucha atención. Luego me tomó el pulso y me oyó los latidos del corazón. Yo no tenía la menor idea de cómo le latía el corazón a una persona loca, así que contuve el aliento todo el rato que estuvo escuchando, hasta que, cuando dejó de hacerlo, tuve que soltar un jadeo para recuperarlo. Después comprobó el efecto de la luz en mis pupilas. Sosteniendo la mano a un centímetro de mi cara, me dijo que mirara a la luz; a continuación, la apartó rápidamente y me examinó los ojos, así que se me ocurrió que, en aquellas circunstancias, lo mejor era no apartar la vista. Y así lo hice. Mantuve la mirada fija, sin pestañear, en su mano y, cuando la quitó, evité parpadear con todas mis fuerzas.”

(Como el médico vio que sus pupilas estaban dilatadas pensó que estaba drogada, aunque el motivo real era que Bly era un poco miope).

 

Página 79. “Por fin llegamos a Bellevue, la tercera parada de mi trayecto hasta la isla. Había conseguido superar las pruebas del Hogar y del tribunal de Essex Market y confiaba en que esta vez también lo lograría”

 

Página 81. (Respuesta de una mujer a la pregunta de Bly sobre si ella estaba loca). “No –respondió–. Los médicos me han hecho muchas preguntas raras y han intentado confundirme todo lo que han podido, pero a mí no me pasa nada malo en la cabeza. […] (y después añade) Los médicos se niegan a escucharme y es inútil hablar con las enfermeras”

 

Página 83.

-(Sobre la comida en el hospital Bellevue). “[…] luego trajo un platito de hojalata sobre el que había un trozo de carne hervida y una patata. Si la hubieran cocinado la semana anterior, no habría estado más fría, y no había tenido la oportunidad de conocer la sal o la pimienta.”

-(Sobre el frío en el hospital Bellevue). “Todas las ventanas del pabellón estaban abiertas y el aire frío empezó a afectar a mi sangre suerña. La temperatura bajó tanto, de hecho, que resultaba casi insoportable, y me quejé de elloa la señorita Scott y la señorita Ball. Pero respondieron con brusqueda que aquello era una institución benéfica y que no podía esperar mucho más. Todas las demás mujeres estaban sufriendo por el frío y las propias enfermeras llevaban gruesas prendas para abrigarse.”

 

Página 84. (Conversación con un médico):

“-Yo he visto antes esa cara

-Entonces, ¿me conoce? –pregunté, con una enorme manifestación de entusiasmo que no sentía

-Creo que sí. ¿De dónde ha venido usted?

-De casa

-¿Y dónde está su casa?

-¿No lo sabe? En Cuba

Se sentó a mi lado, me tomó el pulso y me examinó la lengua. Finalmente, dijo:

-Cuéntele cosas de usted a la señorita Scott

-No pienso hacerlo. No pienso hablar con mujeres

-¿Qué está haciendo en Nueva York?

-Nada

-¿Sabe hacer algún trabajo?

-No, señor (lo dijo en español)

-Dígame, ¿es usted una mujer de la vida?

-No entiendo –respondí, manifiestamente indignada con él. Me dieron ganas de abofetearlo, pero tenía que guardar la compostura, así que me limité a decir:

-No sé de qué está hablando. Yo siempre he vivido en casa.

Después de muchas más preguntas, tan inútiles como estúpidas, se apartó y empezó a hablar con la enfermera.

-Loca sin remedio –dijo–. Creo que es un caso desesperado,. Hay que llevarla donde alguien pueda encargarse de ella”

(Luego de la conversación con el médico): “Después de aquello, empecé a tener menos consideración por los médicos y más por mí misma que nunca. A esas alturas estaba ya segura de que ningún médico era capaz de discernir si la gente estaba loca o no, siempre que no fuera un caso violento”

 

Página 89. (También sobre la metodología de los médicos) “Por la tarde, el doctor Fiel vino a examinarme. Me hizo solo unas cuantas preguntas y una que no tenía relevancia alguna para el caso. La cuestión principal era la de mi hogar y mis amigos y si había tenido algún amante o había estado casada. Luego me hizo estirar los brazos y mover los dedos, algo que hice sin vacilar, aunque le oí decir que mi caso no tenía remedio. Al resto de pacientes les hizo las mismas preguntas”

 

—Citas sobre el manicomio de Blackwell´s Island—

 

Página 95 y 96. (Reacción de Nellie Bly al ver cómo ingresaban de manera injusta mujeres cuerdas en el manicomio) “En aquel momento y lugar, decidí que iba a intentar por todos los medios que mi misión sirviera para aliviar el sufrimiento de mis hermanas, a demostrar que se las condenaba sin un juicio justo”

 

Página 97. (Cuando llegó el turno de Bly para el examen médico) “A aquellas alturas, yo ya había decidido comportarme igual que en libertad, excepto por que me negaría a decir quién era ni dónde vivía”

 

Página 99. (Mientras le hacía preguntas a Bly, el médico coqueteaba con la enfermera preguntándole para salir de cita). “Él le prestaba a la enfermera más atención que a mí y le hacía seis preguntas por cada una que me formulaba a mí. Luego escribió mi destino en el libro que tenía delante”.

 

Página 101. (Descripción de la cena). “La mesa ocupaba todo el largo de la sala, carecía de mantel y no era muy tentadora. Junto a ella, había bancos corridos sin respaldo a los que las pacientes tenían que trepar para alcanzar la mesa. Encima de la mesa había grandes tazones llenos de una sustancia rosácea que las pacientes llamaban té. Junto a cada tazón había una gruesa rebanada de pan con mantequilla. Un platillo con cinco ciruelas pasas acompañaba el pan”.

 

Página 123. (Descripción del baño). “Una vez a la semana, se les da un baño las pacientes, y esa es la única ocasión en la que ven el jabón […] El día de baño, se llena la tina y las pacientes se van lavando, una tras otra, sin que se cambie el agua. Esto se hace hasta que el agua está ya bien espesa, y entonces la bañera se vacía y se vuelve a llenar sin limpiarla. Todas las mujeres, las que tienen erupciones y las que no, usan las mismas toallas. Las pacientes sanas claman por que es cambie el agua, pero se las obliga a someterse a los dictados de las perezosas y tiránicas enfermeras”.

 

Página 103. (Descripciones del baño en primera persona). “Me castañeteaban los dientes y tenía las extremidades azules y con la piel de gallina por el frío. De pronto me cayeron, uno tras otro, tres cubos de agua por encima de la cabeza- de agua helada también- que se metió en los ojos, las orejas, la nariz y la boca. Creo que tuve algunas de las sensaciones que experimenta la gente al ahogarse mientras me sacaban a rastras, jadeante, tiritando y temblorosa, de la bañera”.

 

Página 104. (Enfermera opina de la beneficencia).

“Cuando llegó la señorita Grupe, pregunté si podía darme un camisón.

-En esta institución no tenemos esas cosas –dijo

-No me gusta dormir sin camisón –repliqué

-A mí eso me da igual. Ahora estás en una institución pública, así que no pretendas recibir nada. Esto es la beneficencia y deberías estar agradecida por lo que tienes.

-Pero el ayuntamiento paga por mantener estos sitios abiertos –insistí– y paga a gente para que sea amable con las desgraciadas que acaban aquí.

-Pues aquí más te vale no esperar amabilidad ninguna, porque no la vas a recibir –respondió, y se marchó, cerrando la puerta tras de sí.”

 

Página 104. (Después del baño,  llevaron a Nellie Bly a una habitación sin que pudiera secarse antes). “Me llevaron a la habitación 28, donde intenté acomodarme en la cama. Fue una tarea imposible. La cama estaba levantada por el centro y caía hacia ambos lados. En cuanto apoyé la cabeza, la almohada quedó empapada y mi combinación mojada transfirió parte de la humedad a la sábana”.

 

Página 107. “(En el cuarto de baño) Nos dijeron que nos sentáramos en el banco y con una paciente, dos enfermeras y seis peines se peinó el cabello de cuarenta y cinco pacientes”.

 

Página 108. “Jamás se me había pasado por la cabeza que se pudiera peinar así a una persona. Tenía el pelo apelmazado y mojado de la noche anterior; me pegaron tales tirones y sacudidas que, tras protestar inútilmente, me vi obligada a apretar los dientes y soportar el dolor”.

 

Página 108 y 109. “No eran las asistentes quienes mantenían la institución en tan buenas condiciones para las pobres pacientes, como había pensado, sino las propias pacientes que lo hacían todo ellas mismas, hasta limpiar los dormitorios de las enfermeras y encargarse de su ropa”.

 

Página 124. “Las pacientes que no pueden cuidar de sí mismas acaban en unas condiciones horribles y las enfermeras no las atienden jamás, sino que ordenan a otras pacientes que lo hagan”.

 

Página 111. “¡La locura! No hay nada que sea ni la mitad de horrendo. El corazón se me estremeció de pena cuando vi a una mujer anciana de pelo gris hablándole a la nada. Una mujer tenía puesta una camisa de fuerza y dos mujeres tenían que llevarla a rastras. Tullidas, ciegas, ancianas, jóvenes, sencillas y bonitas; una masa humana sin sentido. No podía haber un destino peor”.

 

Página 112. “Pedí a algunas (pacientes) que contaran lo que estaban sufriendo por el frío y la falta de ropa, pero respondieron que la enfermera les pegaría si lo contaban”.

 

Página 112 y 113. (Reflexión de Nellie Bly). “Nunca me he sentido tan cansada como cuando estaba sentada en aquellos bancos. Algunas de las pacientes se apoyaban sobre un pie o un costado para cambiar, pero las enfermeras siempre las regañaban y les decían que se sentaran derechas. Si hablaban, las reñían y les decían que se callaran; si querían caminar para aliviar el agarrotamiento, les decían que se sentaran y se estuvieran quietas. ¿Qué otra cosa, excepto la tortura, podría dar pie a la locura con más rapidez que ese trato? A estas mujeres las habían enviado allí para que sanaran. Quisiera que los médicos expertos que me condenan por mis acciones, esas acciones que han demostrado su capacidad, tomen a una mujer totalmente cuerda y sana, la encierren y la obliguen a estar sentada desde las seis de la mañana hasta las ocho de la noche en bancos de respaldo recto, que no le permitan hablar ni moverse durante esas horas, que no le den nada para leer ni le dejen saber nada del mundo ni lo que pasa en él, que le den comida mala y la traten con severidad, y que vean cuánto tarda en volverse loca. En dos meses sería un auténtico desastre físico y mental.”

 

Página 113. (Resumen que hace Nellie Bly de los 10 días que estuvo infiltrada en el manicomio). “He descrito mi primer día en el sanatorio y, como los otros nueve fueron exactamente iguales en el desarrollo general de los acontecimientos, sería tedioso hablar de cada uno de ellos. Al relatar esta historia, doy por hecho que muchos de los que aparecen en ella dirán que miento. No hago más que contar con palabras sencillas, sin exagerar, lo que viví en un manicomio durante diez días. La comida era una de las peores cosas. Con la excepción de los dos primeros días, no hubo sal. Las mujeres, hambrientas, famélicas incluso, intentaban comer aquellos mejunjes horribles. Se añadían mostaza y vinagre a la carne y la sopa para darles algún sabor, pero con ello solo se conseguía empeorarlas. Incluso aquello se terminó al cabo de dos días y las pacientes tuvieron que intentar tragar pescado fresco, recién hervido en agua, sin sal, pimienta ni mantequilla; borrego, ternera y patatas sin el más mínimo aderezo. Las más locas se negaban a ingerir bocado y se las amenazaba con castigos. En nuestros breves paseos, pasábamos junto a la cocina en la que se preparaba la comida de las enfermeras y los médicos. Allí veíamos melones, uvas y todo tipo de frutas, hermosos panes blancos y con buenas carnes, y nuestra hambre se multiplicaba por diez. Hablé con algunos médicos, pero no sirvió de nada; cuando me sacaron, la comida seguía sin llevar sal”.

 

Página 118. (Caso mujer joven abofeteada y golpeada por las enfermeras después de que se rieran de ella). “Cuando se hubieron divertido bastante a su costa, empezaron a reñirla y a decirle que se callara. Se fue poniendo cada vez más histérica hasta que saltaron sobre ella, la abofetearon y le golpearon la cabeza con ganas. Ello hizo llorar más aún a la pobre criatura, así que la estrangularon. Sí, la estrangularon de verdad. Luego se la llevaron a rastras hasta el cuartito y oí como se sofocaban sus gritos de terror. Tras varias horas de ausencia, volvió a la sala de estar y pude ver claramente las marcas de los dedos en su garganta, que le duraron todo el día”.

 

Página 118. (Caso de la anciana que arrastraron y metieron en un armario después de pegar a otra paciente). “Ese castigo pareció avivar el deseo de las enfermeras de infligir más. Volvieron a la sala de estar y cogieron a una anciana de pelo gris […] Estaba loca y hablaba casi sin cesar, para sí misma y quienes tuviera cerca. Nunca hablaba muy alto y, en el momento al que me refiero estaba sentada charlando consigo misma sin hacer daño a nadie. La agarraron y se me encogió el corazón al oírla gritar […] -¡Cállate, fresca! –dijo la señorita Grady mientras agarraba a la anciana por el cabello y la sacaba a rastras de la sala, entre alaridos y súplicas.

También la metieron en el armario y sus gritos fueron acallándose hasta que cesaron. Las enfermeras volvieron a la sala y la señorita Grady señaló que había `calmado a la vieja loca para un rato´. Les conté a algunos médicos lo que había pasado, pero no me hicieron caso alguno.”.

 

Página 124 y 125. (Caso de la mujer que las enfermeras metieron en agua fría y casi la ahogan). “`Por llorar, las enfermeras me pegaron con el palo de una escoba y saltaron sobre mí, lo que me causó lesiones internas de las que nunca me recuperaré. Luego me ataron de pies y manos, me arrojaron una sábana sobre la cabeza, me la apretaron en torno a la garganta para que no pudiera gritar y me metieron en una bañera llena de agua fría. Me sujetaron hasta que renuncié a toda esperanza y perdí el conocimiento. En otras ocasiones, me agarraban de las orejas y me golpeaban la cabeza contra el suelo y las paredes. Después me arrancaron el pelo de raíz para que no me creciera nunca más´. La señora Cotter me enseñó pruebas de lo que contaba, la mella en la parte posterior de la cabeza y las calvas de donde le habían arrancado el pelo a puñados.”.

 

Página 116. (Nellie Bly hablando sobre una mujer que estaba cuerda pero que enloqueció por el trato recibido) «¿Loca? Sí, loca; y, mientras veía cómo la locura iba reptando lentamente sobre una mente que antes parecía estar bien, maldije en secreto a los médicos, las enfermeras y todas las instituciones públicas. Alguien podría decir que ya estaba loca antes de que la enviaran al sanatorio. Si era cierto que lo estaba, ¿acaso era este el sitio adecuado al que mandar a una mujer convaleciente, para que la sometieran a espantosos baños fríos, se la privara de abrigo suficiente y se le diera una comida horrible?”.

 

Página 124. (Enfermeras que visten bien a las pacientes para aparentar en las visitas). “Los vestidos rara vez se cambian más de una vez al mes. Si la paciente tiene visita, he visto a las enfermeras apresurarse a cambiarle la ropa antes de que entre el visitante. Con ello se mantiene la apariencia de que su gestión es buena y esmerada”.

 

/// Capítulo XV es muy breve pero interesante, contiene reflexiones de Nellie Bly.

 

Página 129. “Yo siempre insistía en decirles a los médicos que estaba cuerda y pedirles que me dejaran marchar, pero cuanto más me esforzaba por demostrarles mi cordura, más dudaban de mí”.

 

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TRANSCRIPCIÓN DEL EPISODIO:

 

Bienvenidos al episodio 3 del podcast Lecturas de Periodismo. Yo soy Álvaro Lert y en esta ocasión analizaremos una obra pionera y clásica de la historia del periodismo. Fue escrita hace más de 100 años y denuncia los malos tratos hacia las pacientes en un centro psiquiátrico. Es una obra pionera porque constituye uno de los primeros casos de periodismo encubierto, ya que la periodista autora de esta investigación se hizo pasar por una enferma mental para internarse en ese sanatorio y ver como una paciente más los horrores que allí se cometían. Se trata de «10 días en un manicomio» escrito por Nelly Bly.

Como digo, esta obra fue escrita hace más de un siglo. Pero no por ello debemos pensar ya de antemano que se va a tratar de un texto pesado o dificultoso porque use un lenguaje o un estilo que consideremos ahora como antiguo. De hecho, es todo lo contrario. Aquí, la periodista Nelly Bly emplea un lenguaje muy claro y descriptivo. Además, como está escrito en primera persona, aporta mucho dinamismo a la narrativa. De todos modos, después veremos con citas del libro ejemplos de este estilo que os comento.

Este trabajo de la periodista Nelly Bly se publicó originalmente en 1887 en dos entregas ilustradas en el periódico «New York World». Este era el periódico de Joseph Pulitzer, una figura del periodismo que es seguro que conocéis. Poco tiempo después, cuando se agotaron esos ejemplares del periódico, se publicó en formato de libro debido a la demanda del público por leer la investigación de Nelly Bly sobre el manicomio. La edición que yo he leído y que citaré en este episodio está en el libro «La vuelta al mundo en 72 días y otros escritos» de la editorial Capitán Swing. Ese libro es básicamente una recopilación de los trabajos de esta periodista.

La figura de Nelly Bly, así como toda su obra, me parece que pasa un poco desapercibida dentro de las principales figuras clásicas del periodismo. Y eso, a pesar de ser una periodista pionera en muchos aspectos de la profesión y que además tuvo una influencia y una postura social muy importantes en su época. Entonces, empecemos hablando de esta periodista americana.

Nelly Bly, cuyo nombre real era Elizabeth Jane Cochran, nació en 1864 y falleció en 1922, hace un poco más de 100 años. Nelly Bly, además de ser una de las primeras periodistas de la historia, fue pionera en llevar a cabo el denominado periodismo encubierto, precisamente con la obra que analizaremos en este episodio. En ella, actúa y se hace pasar por una enferma mental para ser internada en un manicomio acusado de malos tratos a sus pacientes. De este modo, Nelly Bly denunciaría en primera persona, como una paciente más, las malas condiciones y los malos tratos que sufrían los pacientes.

Unos malos tratos que ella, como interna, también padecía. En su trayectoria profesional, Nelly Bly también fue corresponsal en México con solo 21 años y también fue una de las primeras corresponsales de guerra al cubrir la Primera Guerra Mundial. La proeza que la catapultó a la fama fue la de dar la vuelta al mundo en 72 días, en 8 días menos que en la novela de Julio Verne. Fue un viaje que ella realizó sola y con solo una maleta como equipaje. Su experiencia en esa travesía la plasmó en un libro con ese título.

Como ya adelantaba antes, Nelly Bly no solamente fue pionera en el ámbito periodístico, sino que también fue un referente social, concretamente en cuanto al papel de la mujer. En aquella época, estamos hablando de finales de siglo XIX, el papel de la mujer estaba limitado al de ser esposa y madre. Nelly Bly hizo artículos críticos de opinión respecto a esas atribuciones que se le hacían a la mujer y estaba a favor de cosas como, por ejemplo, el sufragio femenino. E incluso esa imagen laboral y social que se tenía de la mujer fue algo que Nelly Bly sufrió en su propia persona en periódicos donde trabajó. Así que ya conocemos un poco más a Nelly Bly.

Antes de comenzar ya con el análisis de «10 días en un manicomio», veamos de qué se trata el periodismo encubierto, esa técnica pionera que aplicó Bly en esta investigación. En el periodismo encubierto, el propio periodista actúa o se hace pasar bajo una identidad ficticia para acceder a una información a la que sería imposible acceder de otro modo. Es cierto que esta técnica debe llevarse a cabo como último recurso, es decir, cuando precisamente no se puede acceder de otra forma a ese entorno donde está la información. Y para ello, puedes tener que actuar bajo otra identidad. Porque en décadas recientes, en televisión sobre todo, muchas veces se ha aplicado esta técnica sin ser realmente necesario su uso. Tenemos que tener en cuenta que aquí el periodista no se presenta como tal, es decir, a la hora de obtener la información, el periodista no se identifica como profesional de la información para en la obtención de esa información que está buscando. De tal modo que, como digo, hay que usar este tipo de periodismo o esta metodología cuando no quede otra alternativa.

De todos modos, veremos matices importantes respecto al periodismo encubierto durante el análisis de este libro. Para analizar esta investigación, vamos a recorrer de principio a fin el camino de Nelly Bly hasta llegar al manicomio y su posterior denuncia. Así que debemos situarnos en el año 1887. En 1887, después de dejar su anterior trabajo en el periódico Pittsburgh Dispatch, Nelly Bly se encontraba sin trabajo y fue al periódico New York World de Joseph Pulitzer. Bly se entrevistó con el director editorial y propuso investigar la experiencia de los inmigrantes europeos que llegaban a los Estados Unidos. Sin embargo, el director editorial creyó conveniente otra misión para una recién llegada a la plantilla. Le propuso dejarse encerrar durante 10 días en el manicomio de la isla Blackwell Island en Nueva York. El objetivo era comprobar si eran ciertos aquellos rumores acerca del trato vejatorio del personal a sus pacientes. Aunque, bueno, ya os digo que todos los rumores apuntaban a ello.

Los detalles de la misión eran sencillos: Bly tenía que describir todo cuanto viese y decir qué le parecía, sin ningún tipo de sensacionalismo ni exageración. Es decir, contar simplemente su experiencia. Nelly Bly, por su parte, aceptó el reto. Se veía capaz de llevarlo a cabo, aunque fuera una tarea difícil, ya que tendría que engañar a expertos médicos para ser diagnosticada como enferma mental. Por otra parte, y esto es muy interesante, Bly quería saber con certeza si aquellas historias de abusos en esos lugares eran exageradas o no, porque a esta periodista le aterraba pensar que personas que sufrían enfermedades mentales estuvieran cautivas de forma cruel. Y esta parte empática de Bly se refleja durante toda la investigación. Y veremos pues algunos ejemplos mediante citas directamente del libro.

Bly le dieron libertad absoluta para decidir cuándo y cómo empezar la investigación. Solamente se acordó el pseudónimo que iba a usar para ser identificada y liberada del manicomio. Este seudónimo fue Nelly Brown, ya que sus siglas coincidían con las de su nombre. También llevó una vestimenta determinada de color blanco para facilitar su identificación en caso de que surgiera algún problema o peligro durante la investigación. Y esto, y aquí me tengo que detener, es algo muy importante en este tipo de periodismo, porque cuando un periodista se adentra en un entorno que, como es en este caso, puede ser hostil y además, pues, encima bajo otra identidad, pues tiene que tener una vía de escape ya definida de antemano por si surge algún problema o algún riesgo que sea peligroso.

Bien. De modo que Nelly Bly tenía libertad en el planteamiento de la investigación y confianza en sí misma. Pero ¿cómo llevó a cabo esta tarea? Es decir, ¿cómo interpretaría el papel de una lunática y se dejaría encerrar en un manicomio, además acusado de malos tratos? Pues bien, Nelly Bly decidió no contar con la ayuda ni de amigos ni de médicos durante su periplo hasta llegar al manicomio. Por el contrario, decidió hacerlo ella sola y que fuera un tribunal médico el que la diagnosticara y la enviara allí. Decidió que la misión empezara en Mandales, un trabajo básicamente era un hostal. Lo que pasa es que era para mujeres que trabajaban durante el día. Entonces, por eso era eso de hogar para mujeres trabajadoras.

Y una vez allí, Nelly Bly se comportaría como si tuviera síntomas de locura para llamar la atención lo máximo posible. De este modo, Nelly Bly esperaba que llamaran a las autoridades pertinentes y seguir mostrando signos suficientes para ser diagnosticada como enferma mental y que eventualmente la ingresaran en el manicomio. Entonces, Nelly Bly lo que hizo fue establecer una serie de fases que ella esperaba que se fueran cumpliendo exitosamente y que le permitieran acercarse ya poco a poco al manicomio para ser ingresada allí y realizar pues esa investigación y ver si realmente aquellos rumores eran ciertos.

Y respecto a la elección del hogar para mujeres trabajadoras como punto, digamos, de partida a su investigación, voy a citar directamente del libro porque dice: «Bly sabía que si conseguía que una casa de mujeres me creyera loca, jamás descansaría hasta que me alejara lejos de ellas y a buen recaudo». Durante la noche anterior a empezar la investigación, como si fuera una actriz, Nelly Bly estuvo preparando su papel para interpretar a una enferma mental. Bly no tenía ni idea de cómo se comportaba una persona con problemas mentales. Y aquí también, pues, debemos tener en cuenta los prejuicios y los estereotipos que existían entonces, tanto de las enfermedades mentales como de quienes las padecían. Así que Bly se puso a practicar frente al espejo caras y gestos que ella suponía o pensaba que solían hacer las personas con esos trastornos.

 

Y durante el ensayo de su papel, Nelly Bly se preocupa de caer de verdad en la locura, ya sea por actuar como una persona con esos problemas o por el lugar donde va a estar rodeada de gente que de verdad tiene enfermedades psiquiátricas. Y esto, aunque parezca un miedo irracional o sin ninguna base, es un riesgo bastante real en el periodismo encubierto, es decir, que el periodista sea absorbido bien por el papel que se interpreta o por el entorno donde se sumerge. Así que es un miedo bastante bien justificado. Y al día siguiente a su llegada al hostal, vemos claramente cómo va a ser el estilo narrativo. Y esto es algo que os comentaba al principio y es que al estar descrito con tanto detalle, nos permite ver cosas tan interesantes como, por ejemplo, cómo era la beneficencia en aquella época.

 

Así que, bueno, tenemos ahí también un reflejo social de la sociedad en aquel entonces. Después de almorzar y cenar en aquel hostal, Bly estuvo hablando con la matrona y ya empezó ahí a hacer comentarios interpretando su papel. Le dijo que creía que todas las mujeres del hostal estaban locas y que tenía mucho miedo. Consiguió de ese modo, y con otros comentarios, preocupar a la matrona. Más tarde, también Nelly Bly hizo lo mismo con otras huéspedes que creía idóneas para ir sembrando el papel. Es muy interesante cómo poco a poco va planteando el terreno, interpretando pues a una mujer que está triste, que no sabe quién es, etcétera, y haciendo comentarios que, como digo, va sembrando el papel y va inquietando a las personas que tiene a su alrededor.

Cuando llegó el momento de que todas las huéspedes se fueran a dormir, ya que había como una especie de horario, Nelly rechazó hacerlo para seguir así llamando la atención lo máximo posible. En ese momento, ya todas las mujeres del hostal vieron la situación y empezaron a hacer comentarios negativos y burlas hacia ella, diciendo que estaba loca, que era peligrosa, etcétera. Todas las mujeres, salvo una, una tal señorita Kane, que sentía compasión por Nelly Bly. O bueno, mejor dicho, por el papel que estaba interpretando, ya que ni ella ni nadie durante toda la investigación descubre que en realidad Nell Bly está actuando un personaje. Aquí vemos también algo que os comentaba anteriormente, que es la empatía de Nell Bly con las personas que de verdad tienen un problema mental, porque en este punto Bly dice que quiere que las personas que están mal de verdad sean tratadas por gente tan bondadosa como aquella mujer que se prestó a ayudarla, que incluso ella misma accedió a compartir habitación con Bly.

Porque la que iba a ser su compañera de habitación dijo que se negaba a dormir junto a una loca. Nelly Bly se esforzó mucho para no dormir y seguir así actuando su personaje. Para ello, se quedó sentada en la cama y con la mirada perdida durante toda la noche. De este modo, también esperaba convencer a su compañera de habitación de que realmente ella padecía pues algún tipo de trastorno mental. A la mañana siguiente, la matrona vio que la situación no cambiaba y que además Nelly Bly no durmió absolutamente nada durante la noche. Así que decidió llamar a dos agentes de policía para que se la llevaran, porque además Nelly Bly estaba haciendo comentarios de que no sabía quién era, que había perdido sus maletas o bueno, baúles.

En este punto, podemos ver cómo el papel de Bly convencía a todos con los que hablaba, porque incluso los propios policías respondían a Bly como si fuera una enferma mental de verdad. Los agentes llevaron tanto a Bly como a la matrona a la comisaría. Los policías, como no obtuvieron respuesta por parte de Nelly a sus preguntas sobre quién era o de dónde venía, decidieron llevarla al juzgado de primera instancia, al juzgado de Essex Market. Y allí, que un juez se encargara del asunto. En aquel juzgado, un juez llamado Daffy interrogó a Nelly Bly, o bueno, yo digo Bly, pero realmente, como digo, está en todo momento interpretando su papel como Nelly Brown.

Entonces, el juez le hizo preguntas sobre ella misma y ella le respondió con cosas que hacía imposible saber de dónde venía. A estas alturas de la investigación, Nelly Bly pudo ver cómo su caso, ese caso que estaba actuando, atraía el interés de cada vez más y más gente, hasta el punto de haber una multitud esperando tanto fuera como dentro del juzgado, siguiendo su caso. Finalmente, el juez Daffy se mostró compasivo con Nelli y llamó a un médico para que la evaluara. Este fue el primer médico de una lista de supuestos expertos, entre comillas, cuya metodología para diagnosticar una enfermedad mental era bastante pobre.

La periodista consiguió engañar al médico interpretando a ese personaje que había creado. Como resultado, el médico la diagnosticó como loca sin remedio, literalmente. Y acto seguido, la llevaron hacia el Hospital Bellevue. Ahora voy a citar directamente del libro lo que dice Nelly Bly cuando llega al hospital de Bellevue, que también estaba en Nueva York. Dice: «Por fin llegamos a Bellevue, la tercera parada de mi trayecto hasta la isla. Había conseguido superar las pruebas del hogar y del tribunal de Essex Market, y confiaba en que esta vez también lo lograría».

Nelly Bly pasó dos días en el pabellón psiquiátrico de este hospital y las condiciones eran totalmente insuficientes. La comida era pobre y escasa, hacía mucho frío, y las enfermeras, encima, se negaban a dar ropa adecuada a las pacientes. Por otra parte, los expertos médicos seguían sin saber discernir si una persona estaba cuerda o no. Por ejemplo, después de que Nelly Bly mantuviera una conversación con un médico en su diagnóstico de si tenía una enfermedad mental o no, Nelly Bly dice: «Después de aquello, empecé a tener menos consideración por los médicos y más por mí misma que nunca». A esas alturas, estaba ya segura de que ningún médico era capaz de discernir si la gente estaba loca o no, siempre que no fuera un caso violento.

En el pabellón psiquiátrico de este hospital, Bly conoce a otras mujeres que también habían ingresado allí. Todas no presentaban ningún tipo de locura. Algunas eran mujeres que fueron internadas por algún familiar sin recurso para cuidarlas, y otras pues estaban enfermas de cualquier causa salvo la mental. Por ejemplo, Bly preguntó a una mujer llamada Neville por qué la habían enviado a aquel lugar. Y voy a citar directamente del libro cuando Nelly Bly le pregunta a esta mujer si de verdad está loca, y esta le contesta: “No, los médicos me han hecho muchas preguntas raras y han intentado confundirme todo lo que han podido. Pero a mí no me pasa nada malo en la cabeza”. Y después añade, «los médicos se niegan a escucharme y es inútil hablar con las enfermeras». Y es que una de las revelaciones de esta investigación de Nell Bly es que muchas pacientes llegaban a las instalaciones psiquiátricas estando perfectamente cuerdas, pero al no tener la oportunidad de ser escuchadas y no pudiendo explicar su situación, sumado al posible trato vejatorio que pudieran recibir, caían irremediablemente en la verdadera locura.

Las condiciones en este hospital eran muy malas, pero Bly no sabía que las condiciones que encontraría en el manicomio de Blackwell Island iban a ser muchísimo peores. Las enfermeras informaron a todas las mujeres que estaban en el pabellón que subieran a un pequeño barco preparado para ellas. Todas subieron. Y el barco atracó en una isla donde se encontraba un imponente edificio. Nelly Bly lo había logrado, estaba siendo internada en el manicomio de Blackwell Island.

Todas las mujeres que llegaron del hospital Bellevue, incluida la propia Nelly Bly, pasaron por un reconocimiento de Salud Mental. Incluso argumentando su cordura, todas fueron finalmente ingresadas en el manicomio. Como dije antes, algunas de esas mujeres estaban enfermas o tenían sus problemas, pero no eran enfermas mentales. Y de todos esos casos, hubo uno que fue especialmente surrealista, y fue el de una mujer alemana que, como una enfermera que sabía alemán, se negó a traducir.

Aquella mujer no pudo explicar su situación y simplemente por ello quedó encerrada en el manicomio. Ante esta injusticia, voy a citar también directamente del libro ahora. Cuando Nelly Bly lo siguiente dice: «En aquel momento y lugar decidí que iba a intentar por todos los medios que mi misión sirviera para aliviar el sufrimiento de mis hermanas, a demostrar que se las condenaba sin un juicio justo».

Y hay que tener en cuenta también aquí que a partir de este momento, a partir del ingreso de Nelly Bly en el manicomio de Blackwell Island, aquí deja ya de interpretar ese papel que llevaba actuando hasta ese momento. Es decir, que a partir de este punto deja de actuar como Nelly Brown, ese personaje que había inventado y que había interpretado hasta su ingreso en este manicomio.

Entonces, a partir de su llegada a Blackwell Island, Nelly Bly se comportó como ella era realmente, es decir, como ella era en su día a día y como ella era en realidad. Lo que ocurre, bueno, sucede algo paradójico porque voy a citar directamente del libro aquí también porque dice: «Yo siempre insistía en decirle a los médicos que estaba cuerda y pedirles que me dejaran marchar. Pero cuanto más me esforzaba por demostrar mi cordura, más dudaban de mí».

Es decir, que precisamente cuando Nell Bly se muestra como ella en realidad y se comporta como lo hace en su vida diaria, es precisamente cuando dudan los médicos sobre su salud mental. Finalmente, queda ingresada en Blackwell Island. Hasta entonces, vamos a hacer un pequeño resumen: Bly logró engañar a cuatro médicos que la diagnosticaron como enferma mental. Estamos hablando de que una persona que, bueno, que es periodista, se hizo pasar o actuó como una enferma mental y había engañado de manera exitosa a cuatro expertos, o bueno, supuestos expertos, en ese ámbito médico. En el caso de Bly, iba a ser puesta en libertad porque al final era un papel y era un trabajo per ís. Y el equipo del periódico la iba a poner en libertad eventualmente.

Pero en el caso de las otras pacientes que eran igualmente cuerdas, las estaban condenando a estar encerradas, seguramente para siempre, en un manicomio que maltrataba a sus pacientes. Así que veamos los distintos puntos donde se basa la denuncia de Nelly Bly hasta ahora. Pues había experimentado en primera persona, pues como la sociedad y las distintas autoridades trataban a una persona con enfermedad mental. Pero a partir de su llegada al manicomio, pues aquí viviría durante 10 días exactamente lo mismo que cualquier persona que ingresara allí.

Entonces, el primer punto en el que vamos a detenernos es en la descripción que hace Nelly Bly de la comida que se le daba a las pacientes. Ella, al igual que en el hospital, estaba en el pabellón para mujeres. En cuanto a las descripciones que hace de la comida, voy a citar solamente una, ya que hace varias pero no me puedo detener en todas ellas. Así que voy a citar una específicamente que es la siguiente: «Estaba hambrienta pero la comida no me entraba. Pedí pan sin mantequilla y me lo dieron. No se me ocurre nada que tenga ese mismo color sucio y negro. Estaba duro y en algunas partes no era más que masa reseca. Encontré una araña en mi rebanada así que no me lo comí. Probé las gachas con melazas que eran deleznable, por lo que me esforcé, sin mucho éxito, en deglutir el té». Esa es una de las descripciones que hace en cuanto a la comida en concreto.

 

Pero aquí también enlaza algo que es muy importante en la denuncia que hace Nellie Bly, que es el comportamiento y la actitud de las enfermeras con las pacientes del sanatorio mental. Dice Nelly Bly que cuando las pacientes se quejaban de la comida, las enfermeras les decían que se callaran, que si estuvieran en casa no sería mejor y que demasiado buena era para tratarse de paciente de beneficencia. En cuanto a esto, no solamente denuncia Nelly Bly la comida, sino esa actitud de las enfermeras que, por desgracia, aunque ahora lo veremos, ese comportamiento no se detiene ahí y llega incluso a violencia física también. Pero eso lo veremos un poco más adelante.

Ese era el primer punto. El segundo está relacionado con la falta de atención a las necesidades y a la higiene de las pacientes. Y ese es otro punto que denuncia, y es muy importante. La higiene y la ropa para resguardarse del frío pues no solamente influye directamente en la salud física sino también en la mental, es un aspecto básico del cuidado diario. Sin embargo, en el sanatorio de Blackwell Island ni siquiera lo consideraban, a las pacientes les daban ropa inadecuada mientras que las enfermeras sí que tenían abrigo suficiente para resguardarse del frío. Y sobre esto explica Nellie Bly cómo las pacientes temblaban de frío esperando en los pasillos para entrar a la cena.

En cuanto a la higiene, de verdad era de un trato completamente inhumano. En cuanto a bañarse, las pacientes eran sometidas a baños de agua helada y sin cambiar el agua entre baño y baño. Para ilustrar esto, voy a citar nuevamente otro fragmento del libro que dice lo siguiente: «Una vez a la semana se les da un baño a las pacientes y es la única ocasión en la que ven el jabón. El día de baño se llena la tina y las pacientes se van lavando una tras otra sin que se cambie el agua. Esto se hace hasta que el agua está ya bien espesa. Y entonces la bañera se vacía y se vuelve a llenar sin limpiarla. Todas las mujeres, las que tienen afecciones y las que no, usan las mismas toallas. Las pacientes sanas claman porque se cambie el agua pero se las obliga a someterse a los dictados de las perezosas y tiránicas enfermeras».

Bien, ese era un aspecto de este punto sobre las necesidades, en este caso, de ropa a las pacientes, y el otro era sobre la higiene. Y en cuanto a la higiene, era de un trato completamente inhumano. En cuanto a bañarse, las pacientes eran sometidas a baños de agua helada y sin cambiar el agua entre baño y baño. Para ilustrar esto, voy a citar nuevamente otro fragmento del libro que dice lo siguiente: «Una vez a la semana se les da un baño a las pacientes y es la única ocasión en la que ven el jabón. El día de baño se llena la tina y las pacientes se van lavando una tras otra sin que se cambie el agua. Esto se hace hasta que el agua está ya bien espesa. Y entonces la bañera se vacía y se vuelve a llenar sin limpiarla. Todas las mujeres, las que tienen afecciones y las que no, usan las mismas toallas. Las pacientes sanas claman porque se cambie el agua pero se las obliga a someterse a los dictados de las perezosas y tiránicas enfermeras. Y Bly cuenta que las enfermeras usarían la fuerza en caso de que ella se negara a bañarse.

Y la manera en la que explica de primera persona cómo era el baño, o sea, como ella vivió todo eso, es la siguiente: «Me castañeteaban los dientes y tenía las extremidades azules y con la piel de gallina por el frío. De pronto me cayeron uno tras otro tres cubos de agua por encima de la cabeza, de agua helada también, que se metió en los ojos, las orejas, la nariz y la boca. Creo que tuve algunas de las sensaciones que experimenta la gente al ahogarse mientras me sacaban arrastras, jadeantes, tiritando y temblorosas de la bañera».

El siguiente punto sería la falta de criterio del personal médico. Ya hemos visto a lo largo de este episodio que Nelly Bly ha ido pasando por exámenes médicos y en ninguno pues, e, se ha demostrado esa capacidad o ese criterio por parte de los médicos para saber si una persona pues sufría una enfermedad mental o no. Y en cuanto a esto, vamos a ver aquí también la relación que hace Nelly Bly no solamente con el criterio médico sino como las condiciones que existían en el manicomio de Blackwell Island eh también influían y condicionaban en que las personas que eran cuerdas terminarán siendo pues un manojo de trastorno psiquiátrico por las condiciones que vivían.

 

Entonces voy a citar un fragmento un poco largo pero que ilustra muy bien todo esto y también es como una especie de resumen de su estancia allí. Así que voy a citar. Dice: «Nunca me he sentido tan cansada como cuando estaba sentada en aquellos bancos. Algunas de las pacientes se apoyaban sobre un pie o un costado para cambiar, pero las enfermeras siempre las regañaban y les decían que se sentaran derechas. Si hablaban, las reñían y les decían que se callaran. Si querían caminar para aliviar el agarrotamiento, les decían que se sentaran y se estuvieran quietas. ¿Qué otra cosa, excepto la tortura, podría dar pie a la locura con más rapidez que ese trato? A estas mujeres las habían enviado allí para que sanaran. Quisiera que los médicos expertos que me condenan por mis acciones, esas acciones que han demostrado su capacidad, tomen a una mujer totalmente cuerda y sana, la encierren y la obliguen a estar sentada desde las 6 de la mañana hasta las 8 de la noche en un banco de respaldo recto que no le permite hablar ni moverse durante esas horas, que no le den nada para leer ni le dejen saber nada del mundo ni lo que pasa en él, que le den comida mala y la traten con severidad y que vean cuánto tiempo tarda en volverse loca. En dos meses sería un auténtico desastre físico y mental».

Y el último punto en el que basa su denuncia Nelly Bly es quizás el más fuerte, el más sensible también, que es el abuso de las enfermeras hacia las pacientes. Como por ejemplo, que las tareas de limpieza y orden del sanatorio no eran llevadas por las enfermeras sino por las pacientes que eran obligadas por estas enfermeras. Para ello, voy a citar un fragmento del libro. Dice: «Bly, no eran las asistentes quienes mantenían la institución en tan buenas condiciones para las pobres pacientes como había pensado, sino las propias pacientes que lo hacían todo ellas mismas, hasta limpiar los dormitorios de las enfermeras y encargarse de su ropa».

Pues bueno, esa es una parte de ese abuso o de ese sometimiento que tenían las enfermeras sobre las pacientes. Y por otro lado, está el abuso físico. En cuanto a esto, hay varios casos en el libro y no me voy a detener con todos ellos porque además son un poco extensos. Entonces, voy a centrarme en un par de ellos y creo que reflejan muy bien el tono del resto de situaciones que también plasma Nelly Bly en este libro. Así que, a citar por ejemplo, un caso que dice Nelly Bly que fue una mujer joven que abofetearon y golpearon las enfermeras después de reírse de ella. Voy a citar directamente del libro. Dice: «Cuando se hubieron divertido bastante a su costa, empezaron a reñirla y a decirle que se callara. Se fue poniendo cada vez más histérica hasta que saltaron sobre ella, la bofetearon y le golpearon la cabeza con ganas. Ello hizo llorar más aún a la pobre criatura. Así que la estrangularon. Sí, la estrangularon de verdad. Luego, se la llevaron a rastras hasta el cuartito y oí cómo se sofocaban sus gritos de terror. Tras varias horas de ausencia, volvió a la sala de estar y pude ver claramente las marcas de los dedos en su garganta que le duraron todo el día».

Y voy a citar otro, y con esto ya ponemos punto y final a este análisis. Es un caso de una mujer a la que las enfermeras metieron en agua fría y que casi la ahogan. Y esto no está narrado directamente por Nell, sino que es la declaración de la persona que sufrió ese abuso. Así que voy a citar directamente. Dice: «Por llorar, las enfermeras me pegaron con el palo de una escoba y saltaron sobre mí, lo que me causó lesiones internas de las que nunca me recuperaré. Luego, me ataron de pies y manos, me arrojaron una sábana sobre la cabeza, me la apretaron en torno a la garganta para que no pudiera gritar y me metieron en una bañera llena de agua fría. Me sujetaron hasta que renuncié a toda esperanza y perdí el conocimiento. En otras ocasiones, me agarraban de las orejas y me golpeaban la cabeza contra el suelo y las paredes. Después, me arrancaron el pelo de raíz para que no me creciera nunca más». Y ahora, esto sí lo añade Nell Bly. Dice: «La señora Cotter, esta paciente, me enseñó pruebas de lo que contaba. La mella en la parte posterior de la cabeza y las calvas de donde le habían arrancado el pelo a puñados».

 

Y como he dicho antes, Nelly Bly también narra los casos de otras pacientes, pero como digo, no puedo detenerme en todos ellos. También, por ejemplo, Nelly Bly también hace un perfil de varias pacientes y son relatos igualmente estremecedores. Un día, mientras hacía uno de los paseos que permitían hacer las pacientes, una enfermera avisó a Nelly Bly de que había llegado alguien para sacarla de allí, si es que le parecía bien. Era el personal del periódico que iba a ponerla en libertad. Así que Nelly Bly aceptó sin dudar un segundo. Mientras se marchaba, se sentía mal por dejar allí a mujeres que acabaron siendo amigas desde su ingreso en el hospital Bellevue. Pero Bly no podía quedarse y salió, no solo para poner punto final a su investigación y disfrutar de la libertad, sino también para denunciar esas malas condiciones que vio y vivió que se daban a los enfermos mentales en instituciones como en aquel manicomio de Blackwell Island.

Nelly Bly declaró ante un juicio, explicando el maltrato a las pacientes, las malas condiciones de la comida, la higiene, etcétera. Tanto el tribunal como Bly volvieron al manicomio a hacer una especie de inspección. Sin embargo, en lugar de estar todo como cuando estuvo Bly infiltrada allí, todo estaba cambiado. Algunas pacientes fueron trasladadas a otros pabellones y la comida tenía mucha mejor condición que la que tenía antes. Por otra parte, también despidieron algunas enfermeras. Aunque había cambiado a mejor, aparentemente, el jurado decidió aumentar el presupuesto destinado al cuidado de los enfermos mentales. Como hemos podido ver en este análisis, Nelly Bly ocupa un lugar en la historia del periodismo. No solo interpretó un papel que mostró las carencias de la beneficencia en su época, sino que también denunció un sanatorio que maltrataba a sus pacientes, todo ello, como hemos visto, viviéndolo en primera persona.

Su investigación causó que el presupuesto para la salud mental se incrementara como nunca antes. Y para terminar, voy a citar del libro una reflexión que hace Nelly Bly al terminar su investigación. Dice: «Me alegra poder decir que a resulta de mi visita al manicomio y las denuncias que le siguieron, la ciudad de Nueva York ha destinado un millón de dólares más al año que nunca antes al cuidado de los locos. Así, por lo menos, tengo la satisfacción de saber que los pobres desgraciados recibirán una mejor atención gracias a mi trabajo».

Y hasta aquí este episodio que espero que os haya gustado, que os haya resultado interesante. No sé si conocéis de antes ya a esta periodista y a este grandísimo trabajo de denuncia que llevó a cabo, pero no podía faltar en este podcast la periodista Nell Bly y este «10 días en un manicomio». Os recomiendo mucho leer tanto este libro como otros trabajos de Nelly Bly. Seguro que os gustarán igualmente. Y os recuerdo que en mi blog están todas las citas que me han llamado la atención de este libro por si queréis echarle un vistazo. Dejo, como siempre, un enlace en la descripción de este episodio. Muchas gracias por estar ahí y nos vemos en el próximo episodio. Hasta la próxima.

 

 

 

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https://www.libretaperiodista.es/lecturas-de-periodismo/2024/02/episodio-3-diez-dias-en-un-manicomio/feed/ 0
2. Cuando los perros policía son armas https://www.libretaperiodista.es/lecturas-de-periodismo/2023/06/episodio-2-cuando-los-perros-policia-son-armas/ https://www.libretaperiodista.es/lecturas-de-periodismo/2023/06/episodio-2-cuando-los-perros-policia-son-armas/#respond Tue, 13 Jun 2023 21:59:35 +0000 https://www.libretaperiodista.es/?p=1111 En este episodio vamos a analizar un reportaje que ganó un premio Pulitzer en el año 2021, y es una investigación acerca del uso negligente de perros policía en Estados Unidos. Se trata de un trabajo periodístico que está cargado de denuncia y que tiene detrás un trabajo de documentación impresionante.

 

 

Dejos los enlaces de este episodio tanto en Spotify como en YouTube:

 

 

 

 

 

 

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TRANSCRIPCIÓN DEL EPISODIO:

 

Bienvenidos al episodio 2 del podcast «Lecturas de Periodismo». Yo soy Álvaro Louviert. En este episodio vamos a analizar un reportaje que ganó el premio Pulitzer en el año 2021. Se trata de una investigación acerca del uso de perros policía en Estados Unidos, titulado «Cuando los perros policías son armas», escrito por Marshall Project.

Ya con el título del reportaje nos podemos hacer una idea del enfoque que tiene esta investigación. Se trata de un trabajo periodístico cargado de denuncia y respaldado por una documentación impresionante. Esta obra periodística representa perfectamente la idea que busco con este podcast: reivindicar y dar a conocer la importancia del periodismo. En este caso, es un reportaje que trae a la luz una realidad que existía pero que era desconocida, como es el uso negligente de perros policía en los Estados Unidos.

Por cierto, esta obra solo está disponible en inglés y está publicada exclusivamente en la página web de sus autores, Marshall Project. El título original de este reportaje es «Mauled: When Police Dogs are Weapons». Bueno, comencemos hablando sobre los autores de este reportaje, que ganaron, como digo, el premio Pulitzer, concretamente al mejor reportaje nacional en el 2021. Marshall Project es una organización periodística americana sin ánimo de lucro que trata temas de justicia penal y criminal en Estados Unidos.

En esta investigación, los autores entrevistaron a los agentes que usan perros policía, a las víctimas de los ataques de estos y a sus abogados. Además, también entrevistaron a profesores especializados en violencia policial y adiestradores de perros policía, entre otros. Los autores asimismo han leído una cantidad inmensa de documentos, como las demandas que hacen las víctimas, los registros judiciales, policiales, estudios médicos, y además, han visto muchísimos vídeos de ataques de perros policía.

Este es un reportaje que utiliza muchos datos, porcentajes y, como es lógico, se basa en muchos casos reales de víctimas. En definitiva, es un trabajo que se sustenta mucho en datos y en cifras. Y la labor de documentación es encomiable, porque, como aprendemos con este reportaje, pocos departamentos de policía mantienen datos estandarizados de cuándo se despliegan agentes caninos, y además, tampoco hay a nivel nacional un registro de ello.

Y además, muchos departamentos, por ejemplo, los de Alabama precisamente, no proveen información cuando se les ha pedido, y además, cuando la dan, esta está incompleta o es inconsistente. Así que, bueno, la documentación que han llevado a cabo para este reportaje tiene bastante mérito.

En el año 2020 fue cuando se llevó a cabo esta investigación, que duró todo un año. Y recordemos que esto es muy importante: que el 2020 fue el año de la pandemia, pero también fue el año de la muerte de George Floyd. Recordaréis ese caso en el que un policía blanco acabó con la vida de un hombre negro durante su detención.

Este fue un caso que reavivó todos esos temas raciales de derechos civiles de la población negra en Estados Unidos. Y además, pues promovió todo el movimiento del Black Lives Matter y la polémica de la violencia policial sobre la población negra americana. Se relaciona con muchas cosas que se abordan en este reportaje. O sea que, coincide tanto en tiempo, por tener lugar en el 2020, como en el tema que tratan.

Entonces, una vez que conocemos a sus autores y cómo han investigado este asunto, ¿de qué trata este reportaje de perros policía, qué nos cuenta y qué información trae a la luz? Pues bien, esta es una investigación que desvela una realidad impactante, cuanto menos. Y es que el uso negligente e indebido de perros policía en Estados Unidos muerden y mandan emergencias a miles de americanos cada año.

Y la gran mayoría de víctimas, como luego veremos los datos, eran bien sospechosas de delitos menores, que ni siquiera iban armadas y no mostraban una actitud violenta o amenazante hacia la policía. Pero también hay casos en los que los perros policía atacan a personas inocentes que no tienen nada que ver con el delito en cuestión, porque también atacan a viandantes, a personas que simplemente van caminando por la calle, e incluso a los propios policías.

Y además, para complicar aún más las cosas, este asunto de los perros policía está muy vinculado con los propios problemas de racismo que ha habido en la historia de Estados Unidos. Porque, como ya no plantea este reportaje, desde la época de la esclavitud, pasando por las protestas raciales de los años 60, hasta las protestas del Black Lives Matter en el 2020, el uso de perros policía sobre la población negra americana es algo que tiene un vínculo y resulta un asunto bastante, bastante espinoso.

Como veis, este reportaje trata un tema muy delicado y sensible.

Así que vamos a ver todos estos temas que nos plantea este reportaje. Este reportaje consta de 13 capítulos, el primero de ellos constituye el artículo principal de todo el reportaje, es el que engloba a toda la investigación en sí. En él, nos dicen las conclusiones a las que han llegado. Para tratar todos los temas que pone encima de la mesa este reportaje, creo que la mejor manera es partir de dichas conclusiones para ver cómo han llegado a ellas y qué han descubierto.

Empecemos con la primera conclusión, que dice que aunque los datos obtenidos en esta investigación muestran que ha habido mordeduras de perro policía en casi todos los estados, algunas ciudades usan a los perros policía con mucha más frecuencia que otras. En cuanto a esto, podemos ver el caso que tratan en el capítulo 3 sobre la ciudad de Indianápolis. Mientras que otras ciudades, como San Francisco, por ejemplo, han visto una sola mordedura de perro policía en un periodo de 3 años del 2017 al 2019, en Indianápolis la cifra sube hasta 243 mordeduras de perro policía en ese mismo periodo. De hecho, Indianápolis tiene el índice más alto de mordeduras de perro policía de las 20 ciudades más grandes de Estados Unidos. Los autores además elaboran un gráfico porque, como dije anteriormente, esta investigación se basa mucho en datos y en cifras. Los autores elaboran un gráfico y podemos ver los bocados de perro policía por cada 100.000 habitantes de esas 20 ciudades más grandes de Estados Unidos. Indianápolis está en el primer puesto con 28 bocados por cada 100.000 habitantes.

Una vez vista estas cifras, cabe preguntarse por qué esta ciudad tiene un índice tan alto de mordeduras de perros policía. Los autores dicen que se debe principalmente a dos factores. Uno es por las políticas débiles del departamento de Indianápolis, que permiten a los agentes usar a perros policía contra sospechosos de delitos menores. Y el segundo es una cultura de la vieja escuela que anima a los agentes a hacer eso, a usarlos. Cambiando de estado, en Alabama, la ciudad de Mobile, concretamente, los perros del departamento de esa ciudad mordieron a sospechosos en 32 de las 63 detenciones en los últimos cinco años. Per cápita, es una media muy grande de acuerdo a los datos que obtuvieron en esta investigación. Sin embargo, ese departamento es de la ciudad de Mobile, dicen que usan a los perros como último recurso por las heridas tan grandes que pueden llegar a causar.

Esa fue la primera conclusión a la que llegaron. La segunda es que las mordeduras de perro policía se podrían asimilar más a un ataque de tiburón que a bocaditos de una mascota, eso en palabras de los propios autores. Y es verdad que en todos los capítulos podemos conocer las secuelas de las mordeduras de perros policía y varias de ellas, varias narraciones de esos casos, están acompañadas de fotografías y vídeos, tanto del momento del ataque como de los días posteriores. Pero también abordan, y esto es muy interesante, las secuelas mentales, el trauma que supone un ataque de un perro, que se trata de un pastor alemán o un pastor belga principalmente, que son perros bastante contundentes.

Sobre el uso de imágenes explícitas y de cómo narran esas heridas y ataques, lo comentaré al final del episodio cuando hable de la manera de narrar de estos autores. Otra conclusión es que muchas personas mordidas estaban desarmadas, acusadas de crímenes no violentos, o ni siquiera eran sospechosas. Y esto es algo bastante recurrente a lo largo de todo el reportaje, porque es también lo que buscan denunciar estos periodistas. Y ya en el primer capítulo nos mencionan varios casos, como por ejemplo, el de un tal Patrick Gibvos que robó un carrito de golf bajo los efectos del alcohol y una vez que ya estaba rodeado de policía, estos decidieron soltar a un perro que estuvo mordiéndole tanto la espalda como el costado durante casi dos minutos.

Y bueno, también conocemos a otro caso de una mujer que robó dos productos cosméticos de una droguería, o manifestantes del Black Lives Matter que tiraron un bote de gas lacrimógeno en dirección a la policía que la había lanzado previamente hacia los manifestantes. Y bueno, una vez que ya estaba detenida contra el suelo, pues soltaron un perro policía que la atacó en la espalda, una pierna y una mano. Y este caso del manifestante del Black Lives Matter causó un gran revuelo en toda la ciudad, que fue en Salt Lake City, y la ciudad decidió no usar más perros policía en futuras manifestaciones.

Y también en el capítulo 3 de Indianápolis, que vimos anteriormente, también se citan casos similares en los que no era necesario realmente, por sentido común, el uso de perros policía para detener a alguien. Por ejemplo, el caso de una persona que robó 5 dólares de propina en un restaurante. Y también en Indianápolis, el 60% de los atacados por perros policía eran sospechosos de delitos menores. Y al menos el 65% de esos mordidos estaban desarmados y no se mostraron violentos.

 

La verdad es que el caso de Indianápolis es bastante fuerte y polémico porque el propio departamento de policía considera que el mero hecho de huir de la policía en un vehículo ya justifica el uso de un agente canino para detener a esa persona. Pero bueno, es algo bastante relativo porque el supervisor de la unidad canina del departamento de Indianápolis se aferra a una decisión de la Corte Suprema que dice que cualquier persona que huya de la policía en un vehículo se considera como un sospechoso violento, como un delincuente violento. Pero claro, como digo, eso es algo bastante relativo porque lo que han encontrado estos periodistas son casos en los que realmente, aunque se huya de la policía, no justifica el uso de una fuerza como lo puede ser un perro policía. Por ejemplo, el caso de un hombre que estaba conduciendo una moto de baja cilindrada sin un faro en la ciudad de Indianápolis. ¿Qué ocurrió? Que los policías persiguieron a este hombre que va conduciendo esa motillo, y bueno, fue una persecución a 50 por hora, tampoco es que fuera una persecución vertiginosa. ¿Qué ocurrió? Que este hombre, al parecer, se estrelló y dejó la moto a un lado y salió corriendo y siguió la huida a pie, y los agentes soltaron a un perro policía que le mordió la parte de la cintura. Otro caso, por ejemplo, es de una mujer de 47 años que se saltó una señal de stop de tráfico en el 2019 y soltaron un perro policía igualmente, y le mordió en el brazo izquierdo. Según los periodistas, la lista sigue. De hecho, Indy Stark, es uno de los colaboradores de esta investigación, encontró numerosos ejemplos que van desde conducir sin licencia, o de saltarse una señal de tráfico, o de saltarse un semáforo en rojo, y en cada caso, que es lo importante, la persona nunca fue acusada de llevar un arma, de actuar violentamente, o de amenazar a nadie, que es algo que, como digo, se cumple en el 65% de esas mordeduras, concretamente, de 2017 a 2019.

La cuarta conclusión es que algunos perros no paran de morder y deben ser separados por el agente que los lleva, empeorando así las heridas. No olvidemos que son perros entrenados para morder y el reportaje hace mucho hincapié en eso, que son armas. Fíjense, hasta en el título del reportaje, que no es «Cuando los perros policía son adorables», no, es «Cuando los perros policía son armas». Y además, siempre existe el riesgo de que pierdan el control y muchas veces no responden a los comandos de los agentes que los llevan. Tampoco es un entrenamiento estandarizado a nivel nacional y los departamentos pueden tener sus propios métodos. Como por ejemplo, el de Indianápolis que hemos mencionado ya varias veces. Y a fin de cuentas, están entrenados para morder y para cazar, como dice un policía en cierta ocasión, y de despertar un instinto de caza y de que huelen el miedo. Eso se llega a decir en este reportaje por parte de agentes de la ley. Y eso, pese a que estos perros se muestren muchas veces en redes sociales como adorables. Y de hecho, hay todo un capítulo que trata un caso de un perro policía que era toda una celebridad en internet. Sin embargo, en la realidad, era bastante problemático, mordía inocente e incluso a los propios policías. Y también conocemos casos surrealistas, como por ejemplo, el de un agente de policía del estado de Alabama que tenía ya antecedentes de violencia policial y un poco también sospechosos de aplicar fuerza en casos que no eran necesarios. Y a ese policía, precisamente, el perro al que estaba a cargo era bastante problemático ya de por sí. Entonces, evidentemente, hubo casos en los que no era necesario el uso de un agente canino para detener a alguien y acabaron en mordeduras de personas que eran inocentes o de delitos menores o que no se mostraron violentas.

Bien, y ahora llegamos a la quinta conclusión, que es la más sensible y la más delicada de toda esta investigación. Y es que, en los hombres o los objetivos más comunes de las mordeduras de perro policía, y los estudios y datos de esta investigación sugieren que, en algunos lugares, las víctimas son desproporcionadamente negras. Y aquí ya entramos en un tema bastante peliagudo. Y es que desde la época de la esclavitud, y pasando por las protestas de los años 60 de la población negra por los derechos civiles, el uso de perros policías sobre la población afroamericana siempre ha estado, digamos, vinculado.

En ese sentido, por ejemplo en las protestas raciales de los años 60 en Alabama y concretamente en la ciudad de Birmingham, ya hubo polémica y conmoción debido al uso de perros policía contra los manifestantes negros por los derechos civiles. Claro, este uso contra la población negra, esa asociación que existe, va pasando de generación en generación, desde los años 60 hasta nuestros días. De modo que, en cierta manera, la población negra americana ve desde otra perspectiva no solamente a los perros en sí, sino el uso de ellos por parte de las autoridades. Esto se aborda en esta investigación.

En cuanto a estadísticas y cifras, volvemos una vez más a la ciudad de Indianápolis. Ahí vemos que más de la mitad de los que fueron mordidos eran negros, lo cual es un número desproporcionado, ya que solo representan el 28% de la población en esa ciudad. Además, el 15% de esos mordidos eran menores, y tres cuartos de ellos eran negros. Esto reaviva y acentúa aún más la polémica del uso de la violencia policial, en este caso mediante el uso de agentes caninos, sobre la población negra americana.

La última conclusión es que las víctimas de mordeduras de perro policía obtienen poca compensación a los daños que les han causado. De hecho, conocemos el caso de una mujer en el capítulo 6 que era completamente inocente y que, accidentalmente, un perro policía le mordió y le causó heridas tanto físicas como mentales en forma de trauma. Esta mujer, después de estar mucho tiempo luchando y denunciando, al final simplemente logró una compensación justa para pagar los gastos médicos y poco más. Incluso siendo inocente, es muy difícil en este caso conseguir compensación después de algo tan traumático como es el ataque de un perro policía.

Ahora veamos la manera de narrar y de plasmar la información que utilizan los autores. Este es un reportaje escrito y aunque incluye elementos gráficos, hay que ver también cómo narran toda la información que han obtenido. Los datos y la información son tan importantes como la manera de comunicarlo. En cuanto a esto, los periodistas de The Marshall Project saben estructurar perfectamente todas las declaraciones, todas las narraciones de casos reales y los detalles explícitos de las heridas. En relación a lo explícito, voy a dar mi opinión personal en este caso. Yo creo que es necesario, porque se trata de una denuncia de algo tan grave que es necesario que los lectores vean las pruebas y el alcance de lo que se está denunciando.

Para finalizar este análisis, me gustaría mencionar algunos aspectos destacables que me han resultado muy interesantes. El primero es el capítulo 8, donde hay un buscador en el que seleccionas un estado de Estados Unidos y puedes ver todos los casos de ataques de perro policía en dicho estado. Otro aspecto destacable es el capítulo 9, donde los propios periodistas dan consejos sobre cómo podemos nosotros mismos investigar también casos de violencia policial con agentes caninos. Para terminar, también tengo que destacar el último capítulo, que es un documental que repasa el uso de perros desde la época de la esclavitud hasta nuestros días en Estados Unidos.

Hasta aquí este episodio, que espero que os haya resultado interesante. Como siempre, os recuerdo que en la descripción hay un enlace a mi blog, «La libreta del periodista», donde podréis ver contenido adicional a este episodio. Así que sin más, muchas gracias por estar ahí y nos vemos en el siguiente episodio. ¡Hasta la próxima!

 

 

 

 

 

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https://www.libretaperiodista.es/lecturas-de-periodismo/2023/06/episodio-2-cuando-los-perros-policia-son-armas/feed/ 0
1. Despachos de guerra https://www.libretaperiodista.es/lecturas-de-periodismo/2023/05/episodio-1-despachos-de-guerra/ https://www.libretaperiodista.es/lecturas-de-periodismo/2023/05/episodio-1-despachos-de-guerra/#respond Wed, 17 May 2023 18:53:20 +0000 https://www.libretaperiodista.es/?p=1103 En esta ocasión nos vamos a adentrar en el periodismo de guerra. Y lo vamos a hacer con un clásico, considerado uno de los mejores libros que se han escrito sobre la guerra de Vietnam. Se trata de `Despachos de guerra´ escrito por Michael Herr.

Y este libro además de ser un clásico del reporterismo de guerra es también un gran representante del Nuevo Periodismo.

La manera de narrar sobre el terreno de Michael Herr, estando junto a los soldados norteamericanos ya sean en combates o en periodos de descanso, nos permite ver no solamente el terror del campo de batalla, como es lógico, sino también las contradicciones y sinsentidos que tuvo en especial la guerra de Vietnam.
Y por lo que nos interesa como periodistas con este libro aprendemos de manera directa e impactante lo que supuso cubrir como corresponsal aquella guerra. Todo ello, mediante una narrativa impecable, convierte a este libro en lo que es, un clásico imprescindible del periodismo.

Dejo los enlaces de este episodio tanto en Spotify como en YouTube:

 

 

 

 

 

Citas o fragmentos del libro que considero de interés:

(Los números son las páginas donde aparece. Corresponden a la segunda edición de Anagrama, de la colección `Otra vuelta de tuerca´, del 2017)

 

Página 40. Pesadillas de soldados

“Yo había visto soldados dormidos coger un arma como si hubiera lucha en la oscuridad; estoy seguro de que a mí me pasaba igual. Ellos decían (yo lo había preguntado) que tampoco recordaban sus sueños cuando estaban en la zona, pero en R&R o en el hospital soñaban constantemente sueños claros, violentos, como aquel hombre en un hospital de Pleiku la noche que yo pasé allí. Eran las tres de la madrugada, una madrugada aterradora e inquietante como oír un idioma por pierma vez y, de algún modo, entender todas las palabras, la voz sonora y apagada al mismo tiempo, insistente, diciendo: < ¿Quién? ¿Quién? ¿Quién está en la habitación de al lado?>”

 

Página 66 y 67. Locura en los soldados

“La gente se refugiaba en actitudes de amarga ironía, de cinismo, de desesperación; algunos vieron cómo era el asunto y se declararon partidarios de él, sólo la escabechina podía hacer que se sintieran así de vivos. Y algunos simplemente se volvieron locos […]”

“Hablaban de heridas físicas de un modo y de heridas psíquicas de otro, todos los miembros de un escuadrón te contaban lo locos que estaban todos los demás miembros del escuadrón, todo el mundo conocía soldados que se habían vuelto locos en mitad de un combate, que se habían vuelto locos en patrullas, que se habían vuelto locos al volver al campamento, que se habían vuelto locos en R&R, que se habían vuelto locos durante el primer mes de regreso a casa. Lo de volverse loco estaba incluido en la gira, lo más que podías esperar era que no pasase a tu alrededor […]”

Frases en los cascos y chalecos de los soldados,

 

Página 102. Soldado marine que terminó su servicio en Vietnam. Forma de describir al soldado

“Era un chaval alto, de Michigan, de unos veinte años, aunque nunca era fácil adivinar la edad de los marines en Je Sanj porque nada parecido a la juventud duraba mucho en sus caras. Eran los ojos: siempre cansados o llameantes o simplemente en blanco, los ojos nunca tenían nada que ver con lo que hacía el resto de la cara, y daba a todo el mundo un aire de extrema fatiga e incluso de locura relampagueante.”

Página 119. Descripción de los marines

 

Página 138 y 139. Hostilidad entre marines y Fuerza Aérea de la Marina

“La vieja hostilidad del marine hacia las Fuerzas Aéreas de la Infantería de Marina se hizo total en la 861. Cuando terminó lo peor y apareció al fin el primer Ch-34 por la cima, al ametrallador de puerta le alcanzó el fuego de tierra enemigo y cayó del helicóptero. Fue una caída de 60 metro, y algunos marines lanzaron vivas cuando se golpeó.”

 

Página 163. Anécdota del militar manteniendo el equilibrio dentro del helicóptero

“Los pilotos creyeron ver moverse algo un par de veces en la cima de los cerros y bajamos, y dimos cinco o seis vueltas gruñendo y riendo entre dientes por el miedo y el frío. El jefe de la tripulación era un joven marine que andaba por el helicóptero sin cable de seguridad enganchado al traje de vuelo, tan hecho estaba a las vueltas y sacudidas del aparato que ni siquiera te parabas a admirar su temple endiablado; sólo veías su gracia tranquila y su dominio y te maravillabas se agachaba junto a la puerta abierta para volver a montar el asiento roto con los alicates y un rollo de alambre.”

 

Página 213. Otra crítica a los marines: “Alarde heroico”

“Si hubiese sido una operación del Ejército de Tierra, estaríamos ya atrincherados, los corresponsales incluidos, pero los marines no hacían eso, les instruían más para el alarde heroico que para hacer algo por sobrevivir.”

Cómo era la noche y experiencia de un soldado

Los soldados no se adaptan al mundo de vuelta, incluso en la propia guerra

Diferencia entre “lurps” y soldados regulares

Soldados que no se explican por qué un corresponsal iría a un sitio como esa guerra

 

Página 215. Efecto de la presencia de corresponsales a los soldados

“Pasaban todos, desde el coronel al soldado, a atribuir un valor nuevo a lo que iba a pasar, y por lo que parecía, en la medida en que estuviesen al corriente de ello, se alegraban de verte. Pero nuestra presencia resultaba casi desquiciante, picoteaba capas de miedo que de otro modo quizás nunca hubiesen llegado a conocer. […] Cuando la cosa llegaba a este punto, hasta el corresponsal libre más desconectado disponía de poder, un poder que sólo los periodistas más presuntuosos e insensibles deseaban realmente, un poder que despertaba extraños miedos profesionales en los mandos y colocaba un acerado filo sobre los cálculos viscerales que hacía cada marine de su supervivencia. Ya no importaba entonces que fueses vestido exactamente igual que ellos, que fueses exactamente a donde ellos iban; éramos tan exóticos y temibles como la magia negra: aparecíamos allí de pronto con nuestras cámaras y con nuestras preguntas, y aunque prometiésemos sacar del anonimato lo que fuese a pasar, estábamos también allí buscando información como perros de presa. El hecho mismo de que los hubiésemos elegido a ellos parecía presagiar una lucha espantosa, porque estaban todos convencidos de que los corresponsales de guerra no perdían el tiempo. Era un chiste que todos entendían.”

 

Página 216. Delirios de soldados

Cuando conoce a los dos soldados en Je Sanj (Mayhew y Viajero de Día)

 

Página 76. Relación periodista-soldados

 

Clima y geografía de Vietnam

Página 18. Descripciones del paisaje o clima

 

Página 45 a 49. Descripción y vida de Saigón

 

Página 108 y 109. Descripción de las poblaciones de las Tierras Altas de Je Sanj

“Porque las Tierras Altas de Vietnam son espectrales, insoportables e increíblemente espectrales. Las forman una serie de erráticas cadenas montañosas, valles escabrosos, gargantas cubiertas de vegetación selvática y ásperas llanuras donde se apiñan aldeas de montañeses, que disminuyen y desaparecen a medida que el terreno se hace más empinado. Los montañeses, en todos sus componentes tribales, constituyen la porción más primitiva y misteriosa de la población vietnamita, una población que, incluso en sus sectores más occidentalizados, siempre ha desconcertado a los norteamericanos. Estrictamente hablando, los montañeses no son en realidad vietnamitas, no son, desde luego, survietnamitas, sino una especie de aborígenes anamitas semicivilizados, que suelen vivir en desnudez y caviloso silencio en sus aldeas.”

 

Descripción de los poblados y selva,

 

Página 215. Consecuencias clima

 

Página 15. Riesgo de cómo moverse para cubrir la guerra

“Salvo las raras veces que estabas sujeto o varado, el sistema estaba organizado de modo que no parases, si creías querer eso. Como técnica para seguir vivo parecía tener tanto sentido como cualquier otra, considerando en primer lugar, naturalmente, que estabas allí y querías ver de cerca. La cosa empezaba muy bien, pero luego iba formándose una especie de cono, porque cuanto más te movías, más veías, y cuanto más veías más de cerca la muerte y la mutilación te arriesgabas, y cuanto más te arriesgabas a eso, más tendrías que dejar pasar cada día como <superviviente>.

Uso del helicóptero para moverse,

 

Página 21 y 22. Peligros en los distintos modos de desplazarse. Aterrizaje en medio del combate

“[…] sólo tuve respuesta rápida a mi miedo en una ocasión, un aterrizaje en caliente demasiado clásico bajo fuego enemigo que llegaba de una arbolada que quedaba a unos trescientos metros, fuego de ametralladora que barría y que lanzó a los hombres de cabeza l agua cenagosa, corriendo a gatas hacia las yerbas altas que no tumbaban las aspas de la hélice, que aunque no protegiesen mucho eran mejor que nada. El helicóptero despegó antes de que saliéramos todos,  los últimos tuvieron que saltar desde casi siete metros de altura entre las ráfagas que llegaban del otro lado del arrozal y las de la puerta del helicóptero.”

 

Página 29. Primer día cubriendo la guerra

“El primer día, si algo pudiese haber atravesado aquella primera inocencia, podría haber salido en el primer vuelo. Para no volver. Era como un paseo por una colonia de víctimas de un ataque de apoplejía, mil hombres sobre un frío aeropuerto barrido por la lluvia después de demasiado de algo que yo no había conocido jamás en realidad, […] uniformes sucios, ensangrentados y rotos, ojos de los que manaba una constante carga de dolor devastado. Acababa de perderme la mayor batalla de la guerra hasta entonces, estaba diciéndome que lo lamentaba, pero aquella batalla estaba allí mismo, a mi alrededor, y yo ni siquiera lo sabía. No podía mirar a nadie más de un segundo, no quería que me cazaran escuchando, como un vulgar corresponsal de guerra, no sabía qué decir, qué hacer. Aquello ya no me gustaba.”

 

Página 33. Metáfora lluvia helicóptero

“Cada veinte minutos o así, aterrizaba un helicóptero, salían hombres o los transportaban, llegaban otros y el helicóptero retrocedía y se alzaba sobre la pista y se alejaba. […] Las aspas de los helicópteros cortaban la lluvia y la lanzaban en ráfagas sesgadas a cincuenta metros a la redonda. Sólo el saber lo que iba en aquellos helicópteros daba a aquellas ráfagas de lluvia mal gusto, un gusto fuerte y salobre. No te gustaba dejar aquella agua en la cara suficiente tiempo para que secase.”

 

Página 36 y 37. Las historias que un periodista puede encontrar en la guerra

Algunos periodistas hablaban de operaciones sin historia posible sin posibilidad de reportaje. No conocí ninguna. Incluso cuando una operación estaba inmovilizada, siempre quedaba la pista. Los que decían eso eran los mismos periodistas que nos preguntaban para qué diablos hablábamos siempre con los soldados, los que decían que jamás habían oído hablar a un soldado más que de coches, de béisbol y de tías. Pero todos ellos tenían una historia, y en la guerra se veían empujados a contarla.”

 

Página 44. Conversaciones entre corresponsales

“Entró un corresponsal nuevo en la sala a decir hola, recién llegado de Nueva York, e inmediatamente empezó a hacerle a Dana un montón de preguntas, preguntas tontas sobre el radio de acción mortífera de los diversos morteros y la capacidad de acción de los cohetes […] Dana respondía a una pregunta y el tipo hacía otras dos, pero eso tenía sentido, pues nunca había estado en zona de combate y Dana apenas salía de ella. Transmisión oral, los que sabían y los que no sabían, los nuevos siempre llegaban con su propio cargamento mágico de preguntas, enérgicos y voraces […]”

 

Página 74 y 75. Cubrir informativamente la guerra (sobre el miedo y la valentía)

“Aunque tu cuerpo estuviese seguro, no terminaban por ello precisamente tus problemas. Existía la terrible posibilidad de que la búsqueda de información allí se hiciese tan agotadora que el agotamiento en sí pasase a ser la información. La sobrecarga era un peligro muy real […] Los niveles de información eran niveles de pavor, una vez que sale el asunto no se puede tapar, no puedes expulsarlo parpadeando ni hacer correr la película hacia atrás y sacarla de la consciencia.

Muchísimo de lo que la gente llamaba valor era solo energía indiferenciada desatada por la intensidad del momento, fallo mental que enviaba al actor a una carrera increíble; si sobrevivía a ella, tenía después la oportunidad de decidir si había sido de veras valiente o estaba sólo borracho perdido de vida, de éxtasis incluso.

 

Muchos corresponsales, también, tenían amigos en el cuerpo de prensa que salieron una o dos veces y luego no volvieron a hacerlo jamás. Yo a veces pensaba que eran los más serios y más sanos de todos, aunque para ser sincero no lo dije hasta que prácticamente había terminado mi periodo de estancia allí.

 

 

Página 65. Amuletos de los soldados

“La religión del flipe, era tan tremendo, no podía reprochar a nadie que creyese lo que fuera. Tipos adornados con fetiches de Batman, vi todo un escuadrón así, les daba un aire de chiste idiota. Tipos que metían un as de espadas en la cinta del casco, le arrancaban reliquias a un enemigo que habían matado, una pequeña transferencia de poder; andaban con Biblias de dos kilos que se habían traído de casa, cruces, San Cristóbales, mezuzahs, mechones de pelo, ropa interior de novias, fotos de familiares, de sus esposas, sus perros, sus vacas, sus coches, fotos de John Kennedy, Lyndon Johnson, Martin Luther King, Huey Newton, el Papa, Che Guevara, los Beatles, Jimi Hendrix, más chiflados que los indígenas del culto al carguero.

 

En las operaciones veías a los soldados amontonarse alrededor del soldado encantado que muchos grupos creaban y que era capaz de encerrarse él mismo y encerra a todos los que estuviesen lo bastante cerca en un campo de seguridad, al menos hasta que volviese a casa o se lo cepillasen, y entonces el grupo traspasaba la magia a algún otro.

 

Página 212. Descripción métodos fotógrafos en motos

En cualquier otra guerra, habrían hecho también películas sobre nosotros […], sobre Tim Page, Sean Flynn y Rick Merton, tres jóvenes fotógrafos que entraban y salían de las zonas de combate montados en Hondas.

 

Página 218 y 219. Defensa de Sean Flynn por parte del autor

 

 

Página 221 y 222. Descripción de Dana Stone por el propio autor

“Tenía veinticinco años y unos ojos como de sesenta, profundamente hundidos tras las gafas de montura metálica; su astucia y su experiencia se difuminaban y perdían casi en las flacas angulosidades de su rostro. Sabíamos seguro que iría muy por delante del resto del pelotón abriendo ruta, algo habitual en Dana y una suerte para los marines, pues era sin duda el mejor equipado del grupo para localizar trampas y detectar emboscadas. […] Era especialista en bromas pesadas: el pulgar que se hunde bruscamente en la yema del huevo en tu desayuno, o tu coñac después de comer, piedras que caen sobre el techo metálico de tu cuarto del centro de prensa, rastros llameantes de líquido del encendedor que recorren el suelo hacia tu, una lata de lima sustituida por otra de melocotón en almíbar cuando estás prácticamente muriéndote de sed. Todo esto eran formas que tenía Dana de decir <hola>, de expresar su compañerismo tocándote los huevos.”

 

 

 

Página 256 y 257. Corresponsales en ofensiva contra Saigón

“En la primera semana de mayo de 1968, el Vietcong lanzó una breve y feroz ofensiva contra Saigón, tomando y manteniendo pequeñas posiciones en los arrabales de Cholon y defendiendo parte de las áreas contiguas […] En las primeras horas, cinco corresponsales cogieron un jeep y entraron en Cholon, se cruzaron con las primeras hileras de refugiados (muchos de los cuales les aconsejaron dar media vuelta), y fueron a caer en una emboscada vietcong. Uno de ellos logró escapar (según contó) fingiéndose muerto y corriendo luego como un animal entre el gentío de Cholon.”

 

Página 261. Descripción de Tim Page por parte del autor

“Cuando le conocí tenía veintitrés años, y recuerdo que pensé que me habría gustado conocerle cuando aún era joven. Estaba encogido, machacado, lleno de cicatrices, estaba tan loco como todos habían dicho, salvo que veías claro que ni flipado se pondría ya desagradable. Estaba sin blanca, sus amigos le proporcionaron sitio para dormir, le daban piastras, cigarrillos, licor, yerba. Luego sacó un par de miles de dólares de unas fotos magníficas de la ofensiva y todas esas cosas nos fueron devueltas, y por duplicado. Así era el mundo para Page; cuando estaba sin blanca te cuidabas de él, cuando no, se cuidaba él de ti. Estaba más allá de la economía.”

El autor trabajaba para Esquire ya en Hue

Diferencias entre lo que los corresponsales veían y la versión “oficial” apoyada por ciertos periodistas que usaban términos y descripciones que favorecían a dicha versión

 

Página 25 y 26. Papel del periodista en una guerra

No había día que no me preguntase alguien qué hacía yo allí. A veces, un soldado especialmente listo u otro corresponsal llegaban incluso a preguntarme qué estaba haciendo yo allí realmente, como si pudiese decir algo honrado al respecto que no fuese <Bla bla bla bla informar de la guerra> o <Bla bla bla bla escribir un libro>. Quizás aceptásemos las mutuas historias de por qué estábamos allí sin preguntarnos más: los soldados que <tenían> que estar allí, los <fantasmas> y civiles cuya fe corporativa les había llevado allí, los corresponsales a quienes arrastraban la curiosidad o la ambición.

 

Página 76. Relación periodista-soldados

“Pero llegamos a intimar, por supuesto, os explicaré hasta qué punto: ellos eran mis armas, y les permitía serlo. Nunca les dejé que me cavaran un hoyo ni que me llevaran el equipo, había siempre soldados que se ofrecían a hacerlo, pero les dejaba que hicieran por mí mientras yo los vigilaba, quizás por ellos, quizás no. Nos cubríamos mutuamente, un intercambio de servicios que funcionó muy bien hasta una noche en que me pasé de la raya y me parapeté detrás de unos sacos terreros en una pista aérea de Can Tho con un arma automática del 30 en la mano, y disparé para cubrir a un equipo de contraataque de cuatro hombres que intentaba regresar. Una última historia de guerra.”

 

 

Página 245. El gran número de corresponsales con identificación para cubrir la guerra

“En el apogeo de la ofensiva del Tet, por ejemplo, había entre 600 y 700 corresponsales acreditados por el MACV. Quiénes eran todos y adónde iban era para mí un misterio tan grande, y para la mayoría de los corresponsales que conocí, como para aquel sargento artillero de los marines tan cordial, con cara de buey del departamento de la JUSPAO que concedía aquellas tarjetas e identificación forradas del plástico del MACV. Las entregaba y anotaba el número en una pequeña pizarra que había en la pared y luego miraba el total con cómico asombro, diciéndote que aquello parecía más que nada un circo de mierda.”

 

Página 10. Uso de armas para arrasar la selva

“Al final de la primera semana <de campo> conocí a un oficial de información del cuartel general de la 25ª División en Cu Chi, que me enseñó en su mapa, y luego desde su helicóptero, lo que habían hecho con los bosques de Ho Bo, los desaparecidos bosques de Ho Bo, arrasados con bulldozers gigantes y productos químicos y fuego prolongado y constante, destrozando indiscriminadamente cientos de acres de tierra cultivada y de selva virgen <privando así al enemigo de valiosos recursos y de protección>

 

 

Página 20 y 21. Fuerzas y debilidades de los dos ejércitos

“El terreno siempre estaba en disputa, barrido siempre. Abajo era suyo, arriba nuestro. Nosotros teníamos el aire, podíamos subir y andar por él pero no desaparecer en él, podíamos correr pero no podíamos escondernos, y el enemigo podía hacer ambas cosas tan bien que a veces parecía hacerlas a la vez, sin que de nada valiera nuestro pobre localizador. De todos modos, en un sitio u otro, había que estar siempre en marcha, siempre en movimiento, nosotros teníamos el día y ellos la noche. Podías estar en el sitio más protegido de Vietnam y aun así saber que tu seguridad era provisional, que la muerte prematura, la ceguera, perder las piernas, los brazo o los huevos, una deformación mayor y perdurable, todo el mal viaje, podías estallar de pronto tan fácilmente como en los sitios considerados peligrosos.”

 

 

Página 103 y 104. Aeropuerto de Je Sanj

“Je Sanj era entonces un sitio muy malo, pero el aeropuerto era el peor sitio del mundo. Ea lo que tenía Je Sanj en vez de una diana, el exacto y predecible blanco de los morteros y los cohetes ocultos en las colinas circundantes, e blanco seguro de los grandes cañones rusos y chinos instalados en la ladera de la cordillera CoRoc, a once kilómetros de distancia, pasada la frontera laosiana. Disparaban casi a tiro hecho y nadie quería estar allí.”

 

 

Página 160. Falso optimismo de los altos mandos

“La situación de Je Sanj se enfocaba con gran optimismo en los niveles más altos del Mando, con el mismo tipo de optimismo que habíamos visto ya a lo largo del Tet, sonrisas entre los escombros.”

 

Página 216. El Alto Mando no tiene en cuenta a sus soldados como víctimas en helicópteros

(En referencia a una batalla) “Se admitió por entonces que habían derribado muchos de nuestros helicópteros, pero esto se consideraba más que nada una pérdida de material caro, como si nuestros helicópteros fuesen entidades sin tripulación que se elevasen en el aire por sí solas, que no derramasen nada más precioso que combustible cuando se estrellaban.”

 

Página 24. Anécdota del helicóptero lleno de bajas

Una vez salté a un helicóptero que estaba lleno de muertos. El chaval de la caseta de operaciones había dicho que habría un cadáver a bordo, pero le habían dado mal la información. […] Cuando vi lo que pasaba, no quería subir, pero se habían desviado y habían hecho un aterrizaje especial por mí, así que tuve que apechugar con el helicóptero que había pedido, temía parecer melindroso […] Los marines siempre andaban faltos de cosas, comida incluso, municiones, medicinas. No era raro, pues, que anduviesen también escasos de bolsas. Les habían echado ponchos por encima, algunos de ellos habían sido atados precipitadamente con cintas de plástico y les habían subido a bordo envueltos en los ponchos.

 

Página 116 y 117. Paralelismo de Je Sanj con Dien Bien Phu. Contextualización histórica

“Durante un tiempo pareció que nada de lo que había pasado sobre el terreno aquella semana fuese tan emocionante y siniestro como el recuerdo de Dien Bien Phu. Y, no había más remedio que admitirlo, los paralelos con Je Sanj eran irresistibles.

Para empezar, la proporción entre atacantes y defensores era más o menos la misma, ocho a uno. El terreno era inquietantemente similar, […] Las condiciones metereológicas eran las mismas […] Je Sanj estaba ya cercado, como lo había estado Dien Bien Phu […]”

 

 

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TRANSCRIPCIÓN DEL EPISODIO:

 

Bienvenidos al episodio 1 del podcast «Lecturas de Periodismo». Yo soy Álvaro Louviert y en esta ocasión nos vamos a adentrar en el periodismo de guerra, y lo vamos a hacer con un clásico que es considerado uno de los mejores libros escritos sobre la guerra de Vietnam. Se trata de «Despachos de Guerra» escrito por Michael Herr.

Este libro, además de ser un clásico del reporterismo de guerra, es también un gran representante del nuevo periodismo. Luego hablaré más en detalle acerca de esta corriente periodística porque es algo importante para abordar este libro, pero primero voy a hablar acerca de este autor y del contexto de la propia obra en sí.

En cuanto a su autor, Michael Herr fue un periodista que cubrió la guerra de Vietnam para la revista «Esquire». Concretamente, viajó a Vietnam en el año 1967 y, por aquel entonces, Michael Herr era un reportero prácticamente desconocido. Sin embargo, a medida que fue publicando sus trabajos cubriendo el conflicto, se fue consagrando como un reportero de guerra de enorme calidad, especialmente por la forma de narrar que empleaba. Diez años después, en el 77, publicó la obra que hoy nos ocupa, «Despachos de Guerra», que básicamente es un recopilatorio de sus trabajos más destacados cubriendo la guerra de Vietnam. Además, su autor incluye ciertas reflexiones y memorias acerca de su vida como corresponsal. La manera de narrar sobre el terreno de Michael Herr, estando junto a los soldados norteamericanos, ya sea en medio de combates o en periodo de descanso, nos permite ver no solamente el terror del campo de batalla, como es lógico, sino también las contradicciones y sin sentidos que tuvo, en especial, la guerra de Vietnam. Y por lo que nos interesa como periodistas, con este libro aprendemos de manera directa e impactante lo que supuso cubrir como corresponsal aquella guerra, y todo ello mediante una narrativa impecable. Convierte a este libro en lo que es: un clásico imprescindible del periodismo. Por cierto, quizás os suene el nombre de este autor porque colaboró en el guion de dos películas precisamente icónicas de la guerra de Vietnam, como lo son «Apocalipsis Now» y «La Chaqueta Metálica». Así que, quizás os suene este autor ya de antemano.

Y antes de comenzar el análisis, me gustaría decir que se me hace imposible citar todas las partes de este libro que me han resultado interesantes. Es una obra muy densa y que trata un tema muy complejo como es la guerra de Vietnam, y este autor pues aborda muchísimos puntos, y no puedo detenerme en todos ellos porque sería un episodio de horas y un contenido demasiado pesado. Así que en este episodio explicaré las partes que considero fundamentales. Sin embargo, si queréis ampliar información sobre este episodio, os dejaré en la descripción un enlace a mi blog, que es «libretaperiodista.es», donde podéis ver todos esos fragmentos del libro que me llamaron la atención y que no he incluido en este episodio por lo que os he comentado antes. Y la edición del libro que voy a estar citando tanto en este episodio como en mi blog es la segunda edición de la editorial Anagrama, que pertenece a la colección «Otra vuelta de tuerca» de dicha editorial.

Sin más, empecemos con el análisis de este libro, hablando de lo que os comenté al principio, de la corriente periodística del nuevo periodismo, de la que este libro es gran representante. El origen de este nuevo periodismo está en la década de los 60 en los Estados Unidos, y esta corriente estuvo causada o motivada por el contexto sociocultural y político norteamericano de dichos años. Y este nuevo periodismo principalmente destacaba por su estética y por estar presente en los asuntos más relevantes de esa época. También buscaba diferenciarse del periodismo convencional de entonces.

 

Las principales diferencias de este nuevo periodismo con ese periodismo convencional es que usaba una variedad de recursos como nuevas expresiones o metáforas y además de incluir un punto de vista del redactor más subjetivo frente al tono podríamos decir más aséptico del periodismo convencional de aquellos años.

Así, los periodistas de este nuevo periodismo se impregnan de todo lo que les rodea como los diálogos, los detalles del entorno, los gestos de los entrevistados, etcétera, y todo ello deriva en una narrativa mucho más rica y descriptiva. Dentro de esta corriente periodística situamos a esta obra y a su autor. A lo largo del libro encontramos numerosos detalles y numerosas referencias que nos remiten continuamente a esta corriente del nuevo periodismo.

Teniendo esto en cuenta, comencemos hablando sobre algo tan importante como es la forma de observar de un periodista, en este caso, de Michael Herr. Es decir, ¿en qué elementos o cuestiones fija su atención? Yo considero que se centra principalmente en cuatro puntos que son como pilares sobre los que se apoya el libro. Estos cuatro puntos serían la descripción que hace de los soldados, las descripciones del clima y la geografía de Vietnam, cubrir la guerra y los asuntos militares.

Para hablar de esto, voy a citar un fragmento del libro que nos va a mostrar no solo esta forma de observar de Michael G, sino la diferencia entre un periodista con olfato periodístico y un periodista que está completamente perdido. Así que voy a citar directamente del libro, abro comillas: «Algunos periodistas hablaban de operaciones sin historia posible, sin posibilidad de reportaje. No conocí ninguna, incluso cuando una operación estaba inmovilizada, siempre quedaba la pista. Los que decían eso eran los mismos periodistas que nos preguntaban para qué diablos hablábamos, siempre con los soldados. Los que decían que jamás habían oído hablar a un soldado más que de coches, de béisbol y de tías. Pero todos ellos tenían la historia y en la guerra se habían empujados a contarla», cierro comillas.

Como digo, aquí podemos ver la diferencia entre un periodista con olfato periodístico, en este caso, Herr, sabe dónde está lo importante de lo que está sucediendo, y los otros periodistas que menciona, pues están perdidos por completo. Y a lo largo del libro, Michael G no solo va a encontrar esas historias de los soldados que decía que se habían empujado a contar en la guerra, sino que las va a saber plasmar de manera magistral. Hay, digamos, varios tipos de descripciones que hace de los soldados, una de ellas la vamos a encontrar muy al comienzo del libro y me gustaría detenerme en ella porque es muy interesante cómo nos la plantea, cómo nos presenta a este soldado. Y es cuando nos introduce a un soldado de una división cuyas misiones consisten en hacer incursiones nocturnas en la selva para capturar a soldados enemigos del Vietcong.

La primera información que nos da Herr acerca de este soldado no es ni la manera que tiene de expresarse, ni su descripción física, ni nada por el estilo. Lo primero que sabemos de él es que en un bolsillo de la camisa lleva pastillas estimulantes, y en el otro bolsillo calmantes, como para equilibrar su estado de concentración por la noche en esas misiones. Esto que a primera vista podría parecer como una especie de detalle sin importancia o como tipo de broma, para nada es así, porque esto da pie a lo que aprendemos a continuación. Y es que ese soldado es incapaz de adaptarse al mundo fuera de la guerra. Este soldado le explica a Herr que cuando él vuelve de permiso a Estados Unidos, a casa de sus padres, tiende a comportarse de manera que les preocupa a ellos. Y esos comportamientos, precisamente, son sacar el rifle y apuntar a todos los que pasaban por delante de su casa. Entonces ahí pues sabemos ya un caso de una persona que es incapaz de adaptarse a un entorno fuera del contexto de la guerra, que ha sido absorbido completamente por el conflicto bélico. Incluso sus compañeros en el ejército le dicen a Michael que prefieren no trabajar ni estar cerca de ese hombre porque es una persona que ya ha alcanzado como un límite de delirio o de locura máximo. Y el propio Herr dice incluso que llegó a ver de pasada la mirada de ese soldado y que fue, digo literalmente, como ver el fondo del mar. Y casos como este pues se suceden a lo largo del libro, de soldados con secuelas mentales y cansados por todo lo que vivían, incluso soldados bastante jóvenes. El propio autor veía esos soldados que sus vidas habían envejecido y que ya siempre serían viejos.

Por otro lado, Herr también nos comenta de otros casos en los que los soldados han sabido adaptarse, por decirlo de algún modo, a vivir en la guerra, pero claro, muchos de ellos pues siguiendo comportamientos y hábitos bastante bizarros y violentos, o que simplemente acabaron por congeniar con aquel mundo. También conocemos a los soldados por su propia iniciativa, ya que cuando veían a un corresponsal se acercaban para pedirle que escribiera acerca de su última emisión o de su último combate en el que habían estado. Entonces, los soldados buscaban que esos corresponsales narraran su proeza particular. Y un recurso también interesante que emplea Herr en varias ocasiones es que, para describir a los soldados, no nos los presenta de manera directa, sino que nos dice la frase que estos llevaban escritas tanto en el casco como en los chalecos. Y esa frase son una manera de conocer la personalidad de los combatientes, porque a partir de ellas pues sabemos cuáles son sus ideas y su manera de ver tanto la guerra como el mundo.

En cuanto a las relaciones entre los propios soldados, podemos ver casos de compañerismo y amistades, pero también de hostilidades y riñas, como las que había entre los Marines y la fuerza de la Marina. Y es muy interesante ver esas inestabilidades y disputas dentro del propio ejército norteamericano.

 

El segundo punto que os comenté al principio era la descripción que hace del clima y la geografía de Vietnam. Y es que la descripción que hace tanto del clima como de la selva, de las ciudades, de las bases militares o de los caminos hacia los combates, hace que nos sumerjamos en el texto y nos traslada a esos lugares que nos está detallando. Recordaréis que una de las características del nuevo periodismo es que el periodista se impregna de todo lo que le rodea y en estas descripciones de los lugares y el clima se ve claramente como Michael se impregna y describe detalladamente todas las características del entorno en el que se encuentra. Por ejemplo, cuando habla de Saigón, es muy curioso también el recurso que aquí utiliza porque no la presenta como si fueran ciudades distintas dependiendo de la hora del día. Por la mañana era más tranquila, era prácticamente casi como un lugar exótico. Pero a medida que se iba acercando la tarde y la noche, ya se convertía como en un lugar hostil, peligroso, sucio y de ese tipo. Entonces, es un recurso de estilo muy interesante que utiliza ahí Michael. Y aunque nos habla de las ciudades y además de esos bares y de esos hoteles que eran frecuentados por corresponsales, y también la vida en la ciudad, la guerra de Vietnam es un conflicto que se desarrolló en gran parte en zonas de selva, y Gernos describe esos lugares de manera muy detallada, de tal modo que podemos sentir esa tensión, esa incomodidad y de estar también en un sitio hostil y que bueno, era muy alta la probabilidad de recibir emboscadas por parte del enemigo. Entonces, esas descripciones son muy necesarias y la forma en la que lo hace Michael es magistral. De hecho, es que uno se siente que está en ese sitio que describe y también, además de la descripción es de las ciudades y de la selva, y además, pues de todas las bases militares y de todos los caminos hacia los combates junto a los militares estadounidenses, Michael, en cierta parte del libro, nos describe en las poblaciones de las tierras altas de Vietnam, que son unas poblaciones que están como aisladas de cualquier tipo de civilización y que viven en unas cadenas montañosas. Y Michael Pues, destina un poco a hablarnos de este sitio. Y Michael no los describe como una población aborigen que vive apartado de cualquier tipo de civilización.

En cuanto a lo que nos interesa como periodistas, Michael también nos muestra lo que supuso cubrir como corresponsal una guerra tan particular como fue la de Vietnam y esto conformaría el tercer punto de los cuatro que os comenté al principio de la forma de observar de este periodista. Y al respecto, Michael nos explica las situaciones límite que vivía un corresponsal. Y una de esas situaciones era, como es lógico, los riesgos de moverse para cubrir la guerra. En cuanto a ello, her destaca el helicóptero como la manera más efectiva y también habitual de desplazarse y nos cuenta muchas anécdotas de esos viajes en el helicóptero. También tengamos en cuenta que si bien es un medio de transporte muy efectivo, es también un blanco del enemigo. De hecho, en una ocasión, Michael relata un ataque a un helicóptero en el que él se encontraba. Y también, pues, obviamente, si el aterrizaje, pues, tenía lugar en medio de un combate. Entonces, era un medio de transporte muy eficaz, muy rápido, pero también, pues, existían sus riesgos. Y cuando no estaba siendo atacado, un helicóptero también podría ser un sitio bastante lúgubre porque también era usado, era destinado para transportar soldados caídos en el combate. Y en una ocasión, Michael nos cuenta que él estaba solo en un helicóptero junto al piloto y el resto estaba ocupado por bajas norteamericanas.

Una parte que a mí personalmente me gustó mucho está prácticamente al final del libro, y es cuando hace una defensa de sus amigos corresponsales, Sean Stone y teen page. Y me gustó mucho esa parte porque no solamente hace una defensa de su trabajo como corresponsal de estos amigos suyos, sino que también pues hace una defensa de la amistad que había entre ellos. Así que bueno, fue una parte del libro que especialmente me gustó. Y por supuesto, como en todas las guerras, desistieron también diferencias entre lo que los corresponsales decían y la versión oficial, apoyada también por cierto periodistas que usaban términos y descripciones que favorecían a dicha versión oficial. Y Michael en este libro pues también denuncia ese apoyo de ciertos periodistas a esa versión oficial del ejército, del gobierno norteamericano.

El cuarto y último punto en el que Michael fija su atención es lo relacionado a las cuestiones militares y a los altos mandos del ejército norteamericano. Y en cuanto a esto, Michael nos cuenta cosas tan interesantes como la fuerzas y las debilidades de los dos ejércitos. En cuanto a ello, voy a citar una parte del libro en la que nos lo ilustra perfectamente. Así que cito del libro, abro comillas: «El terreno siempre estaba en disputa, barrido siempre abajo era suyo, arriba nuestro nosotros teníamos el aire, podíamos subir y andar por él, pero no desaparecer en él, podíamos correr pero no podíamos escondernos, y el enemigo podía hacer ambas cosas, también que a veces parecía hacerlas a la vez sin que de nada valiera nuestro pobre localizador». Y en cuanto a los altos mandos del ejército norteamericano, Michael también nos cuenta esos sinsentidos y también ese falso optimismo que defendían. En una ocasión, el alto mando no tenía en cuenta sus soldados como víctimas en helicópteros. En referencia a una batalla, abro comillas, cito directamente del libro: «Se admitió por entonces que habían derribado muchos de nuestros helicópteros. Pero esto se consideraba más que nada una pérdida de material caro, como si nuestros helicópteros fuesen entidades sin tripulación que se elevasen en el aire por sí solas, que no derramasen nada más precioso que combustible cuando se estrellaba».

 

En cuanto a la manera de narrar de Michael Ger, tengo que decir que eso es lo que le da vida a estos relatos. Utiliza un lenguaje cargado de metáforas, comparaciones y recursos literarios. Recordemos también lo del nuevo periodismo que hemos estado comentando a lo largo de este análisis. Este libro balancea entre un lenguaje claro y directo y, a veces, un poco enredado. Aunque nos transmite la guerra de manera muy directa, a veces utiliza un lenguaje redundante y difuso en ciertas reflexiones. En líneas generales, es una lectura muy impactante. Te hace sentir que estás allí mismo junto a los soldados y los corresponsales. Todas esas conversaciones y entrevistas con los militares establecen un enlace directo con la barbaridad de la guerra, la violencia y el sinsentido. Además, hace uso de palabras muy explícitas y malsonantes, lo cual es necesario para dar carácter a este libro, a este despacho de guerra. La elección por parte de Michael Herr del tono de este libro es idónea para transmitir lo que busca. Creo que ese es el alma de esta obra y el motivo de su consideración como clásico.

 

Para cerrar este análisis, quiero comentar un par de puntos a tener en cuenta para leer este libro. Uno es si es necesario tener un conocimiento previo para entender estos despachos de guerra. Considero que al menos un conocimiento básico estaría bien. Michael Herr hace referencias a batallas, respuestas norteamericanas y la historia del conflicto en sí. Por lo tanto, tener un conocimiento básico de las principales etapas de la guerra de Vietnam sería recomendable. También podemos preguntarnos si se puede llevar a cabo en la actualidad un peronismo como se muestra en la obra. Esto daría para un episodio entero, ya que es un tema bastante interesante.

Además, es importante recordar que todas las condiciones y factores que se dieron en la guerra de Vietnam para su cobertura informativa fueron especiales para ese momento. También fue el primer conflicto bélico retransmitido por televisión. La evolución del periodismo de guerra ha sido notable a lo largo de la historia. Y aunque se dieron todas las circunstancias para la cobertura mediática de la guerra de Vietnam, el periodismo de guerra ha cambiado considerablemente desde entonces. Esto es un tema interesante que podría tratarse en un episodio especial.

Hasta aquí este análisis de «Despachos de Guerra», un clásico cuya lectura recomiendo. Recuerda que en la descripción está el enlace a mi blog, donde encontrarás todas las citas del libro que considero interesantes. Para despedirme, quiero citar una frase del libro que me pareció genial: «Las historias de guerra no tratan en realidad más que de gente, nada más». Muchas gracias por estar ahí y nos vemos en el siguiente episodio. ¡Hasta la próxima!

 

 

 

 

 

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Episodio Presentación https://www.libretaperiodista.es/lecturas-de-periodismo/2023/05/episodio-presentacion/ https://www.libretaperiodista.es/lecturas-de-periodismo/2023/05/episodio-presentacion/#respond Wed, 17 May 2023 18:17:56 +0000 https://www.libretaperiodista.es/?p=1099 Con este episodio doy comienzo a mi podcast `Lecturas de Periodismo´. En este espacio aprenderemos de la manera de trabajar de periodistas a lo largo de la historia.

En este blog iré subiendo contenido adicional para cada episodio del podcast.

Aquí están los enlaces tanto para Spotify como para YouTube de esta presentación de `Lecturas de Periodismo´:

 

 

 

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